“La vida es impredecible y todo puede cambiar de un momento a otro”. Estas palabras, Natalia Vindas las había escuchado muchas veces, hasta que le tocó vivirlas en carne propia, hace ya 12 años.
Tuvo un accidente de tránsito y desde entonces no volvió a caminar. “La espalda se me partió en dos”, nos dice. Es por esto que una silla de ruedas pasó a ser su compañera inseparable.
¿Qué le sucedió a esta ingeniera de profesión? Esto nos lo cuenta en este reportaje de VIDAS INTENSAS de lizethcastro.tv.
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“No ha sido fácil, pero tuve que decidir que mi vida o se acababa a los 24 años o aceptaba que esta era mi realidad”. Y así lo hizo, a tal punto que practica el surf, porque si algo nos demuestra Natalia es que no hay discapacidad que la detenga.
Por eso y más, aplausos para una mujer que cree que con adaptaciones y con la ayuda necesaria cualquier persona con discapacidad puede realizar lo que se proponga.