Periodista: Juan Manuel Fernández
Nydia salió de la casa de sus papás, en Guadalupe, sin saber que conquistaría los mares continentales. Hoy abastece cruceros y rescata barcos en altamar, operando desde la Ciudad de Panamá.
Un 22 de diciembre cualquiera, la gente se prepara para recibir la Navidad, relajarse y pasarla con familiares. Pero no en el trabajo de Nydia Rodríguez.
Esta tica radicada en Panamá es dueña de su propia agencia naviera desde el 2014, con apenas 39 años de edad. Ese día, pasó según dice, “una de las grandes pesadillas” en su negocio: que un barco a los que les da servicio se accidente.
“Aquél diciembre tuvimos que poner nuestra logística en marcha porque un barco chocó con un montículo que no estaba en las cartas náuticas, y la tecnología no lo detectó. Se le metió el agua, evacuó pasajeros, tripulación, y hubo que mover todos los hilos para que no se hundiera. Tuvimos que rescatar a unas 300 personas, sacarle el agua al barco, y gracias a Dios todo salió bien”. Hoy el barco está de vuelta en altamar.
“Tuve grandes maestros”
Graduada de Administración de empresas turísticas, con énfasis en hotelería del Colegio Universitario de Cartago, y ex vecina de Guadalupe, comenzó desde abajo trabajando en vacaciones y feriados en una naviera.
Por el año 2000, las líneas navieras voltearon sus ojos hacia Costa Rica, y Nydia fue parte de los profesionales que crecieron con el turismo del país, y específicamente, con la logística.
“Conocí jefes, compañeros, proveedores… Fui entrenada y capacitada por personas y maestros apasionados por la industria marítima” relata. Con colaboración de algunos socios en Costa Rica, llegó a Panamá a abrir nuevos horizontes, pero la iniciativa no funcionó. Aun así, ya instalada en otro país, no pensó en regresar.
“Yo me sentía en la capacidad y contaba con la confianza de los clientes. Fue entonces cuando me decidí. Panamá me ofrecía muchas oportunidades, y yo tenía una red de clientes y de proveedores. Con el apoyo de mi familia y la ayuda de Dios, dije: “si me toca sola, me toca sola”.
Hay campo para todos
Con su experiencia adquirida y sus conocimientos, creó una estructura para hacer el agenciamiento naviero, compitiendo con navieras de más de 120 años en un país que es el corazón de la logística mundial.
“El Canal de Panamá y el mundo marítimo dan muchas oportunidades para todos. Además, al tico lo quieren mucho aquí… y el ¡Pura vida! te abre puertas”, cuenta con gran optimismo.
Hoy es dueña de su propia empresa, llamada Transshipping Agents, y lidera a siete personas que dan servicios navieros, logística para la atención de barcos, y abastecimiento en temas de productos frescos, piezas, repuestos, congelados, herramientas, y productos perecederos. Sus clientes son cruceros, yates, y mega yates, y actualmente busca diversificar mediante una licencia de turismo para ser agente de viajes.
Salió de la casa de sus papás sin saber que conquistaría los mares continentales. Hoy no sabría cómo vivir sin las olas, la bahía, y los yates que recibe. Y un día sin pensarlo… llevó a Costa Rica al corazón de los océanos.
MUY BREVE…
¿Qué fue lo más duro hasta el momento en su experiencia?
Romper paradigmas. Se piensa que el mundo marítimo es de hombres. Soy de las pocas mujeres a nivel regional que ofrece servicios logísticos. También adaptarme a la cultura. Aquí, no se le da tanta vuelta a un tema. Los ticos somos muy burocráticos.
Además de la familia, ¿qué extraña de Costa Rica?
El frío de Guadalupe. Los amigos, el día a día.
¿Y cómo ‘hace patria’ en Panamá?
Con mis cosas ticas, mi calcomanía de PURA VIDA en el carro, mi bandera en el escritorio… A un panameño se le pega primero mi “rrr” que a mí las palabras locales.
¿Qué significa Panamá?
Un segundo hogar. Panamá es también mi trampolín profesional. Estoy en una zona donde cualquier empresario en mis zapatos, en la industria marítima, quisiera estar.