Periodista: Juan Manuel Fernández

El proyecto profesional y personal de vivir en Guatemala no salió como lo planeó. Con la opción de regresar a la casa de sus papás en Costa Rica, Magaly prefirió continuar y fundar, de la nada, su propio negocio.

En el triatlón, hay que vencer al agua, pedalear con fuerza y recorrer una parte del camino a pie, a veces, con la bicicleta al hombro.

La experiencia que vivió la costarricense Magaly Vanegas en Guatemala, cuando su plan de vivir en otro país no salió como planeaba, se asemeja a la forma de entrenar en este deporte, el cual aprendió a practicar en ese país.

Dejó su trabajo estable en Costa Rica por una oportunidad laboral que le surgió en Guatemala. Al mismo tiempo, encontró para aquél entonces una pareja sentimental.

“Nunca cumplieron el contrato en cuanto a pagos ni documentos. Cuando mi hija se enfermó por una bacteria, me di cuenta que tampoco existía ningún seguro de salud, como me lo habían prometido” detalla.

Tiempos difíciles

Sin trabajo y a tres meses de casarse, también rompió con su pareja sentimental, y se quedó en un país extraño, sin una fuente de ingresos y con una niña de 5 años qué mantener.

“Regresar a Costa Rica era complicado porque había vendido mi carro y mi apartamento para pagar deudas” indica.

Con cuatro años de estar fuera de su país, “sentía una depresión increíble, me sentía fracasada en todo, sin trabajo, sin sueños, sin pareja”.

No le faltó la ayuda de amigos guatemaltecos. Algunos con apoyo moral, otros hasta le llevaron alguna bolsa de supermercado. Uno de ellos le permitió quedarse en su casa con su hija hasta que se volviera a estabilizar.

Hora de levantarse

Dos experiencias fueron claves en su resurgir. La primera, el ejercicio. En seis meses aprendió a nadar y empezó a practicar triatlón. Ha corrido competencias en México y en Guatemala, siempre con los colores de Costa Rica.

La otra fue fundar su propia empresa de consultorías. “Debía demostrarme a mí misma que yo puedo salir adelante sin estar bajo las faldas de mis papás. Tengo una niña que no puede verme fracasada y que tiene que aprender que hay tiempos malos y buenos, pero que hay que salir adelante”.

Magaly es ingeniera industrial, con un postgrado en Mejoramiento de la productividad. Desde su primera consultoría, decidió que era hora de aplicar lo aprendido.

Hoy da servicios de consultoría enfocados en estrategia de negocio, mejoramiento continuo y productividad industrial. Su promesa profesional es volver a las compañías productivas arriba de un 80%.

“Me tocó romper barreras por ser mujer y extranjera. Hoy mi vida está aquí, formé mi empresa y aprendí que retroceder no es una opción” concluye.

MUY BREVE…

¿Qué fue lo más duro hasta el momento en su experiencia?

Verme sin trabajo, cancelando la boda en Guatemala, y con una niña que mantener. También vencer la depresión y tener actitud para fundar mi propio negocio.

Además de la familia, ¿qué extraña de Costa Rica?

La comida. Los pejibayes. El salchichón, y el fresco de cas.

¿Y cómo ‘hace patria’ en Guatemala?

En cada carrera que corro llevo mi uniforme y mi bandera de Costa Rica, llevo los colores de mi país con orgullo. También mi hija, que ha llevado al colegio el vestido típico de la campesina costarricense.

¿Qué significa Guatemala?

Es mi segunda patria. Hoy, que hablen mal de Guatemala es como que hablen mal de Costa Rica. Es un país que me hizo sentir ‘apadrinada’ y que admiro mucho por lo que han hecho combatiendo la corrupción.

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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