¿Puede desaparecer el dolor de perder un hijo? No. ¿Puede servir ese dolor para convertir un vacío en un propósito? Sí.  Doña Ligia Bobadilla tiene estas respuestas a mano.  Nos las dan sus ojos llenos de lágrimas y sus manos que trabajan para que jóvenes con cáncer pasen sus días y noches en cuartos que les recuerden que la vida continúa, a pesar de todo. Proyecto Daniel, se llama esta iniciativa de doña Ligia en el Hospital México y en el Hospital San Juan de Dios. La memoria del joven Daniel es honrada con frutos de esperanza, con sonrisas y con música. Qué manera de celebrar la vida de un joven que siempre soñó con darle a otros jóvenes con cáncer un sentido de dignidad que el cáncer no debe quitar.

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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