A menudo la expresión “Yo no podría ser corresponsal de guerra”, está en la boca de muchos. Ser testigo de primera mano del alcance de los horrores que desatan las pasiones políticas y los argumentos que mantienen vivas las guerras, es un papel de privilegio para periodistas y fotógrafos, aunque no lo sea así para la mayoría.
Sin embargo, los profesionales de los medios de comunicación también viven la frustración de informar una y otra vez al mundo el olor a muerte imparable y la imposibilidad de detener tanta destrucción de vidas y de hogares.
Este domingo, el ataque mortal con coche bomba en la zona de Alepo donde fueron trasladados 5.000 civiles ha dejado una desoladora imagen que ha dado la vuelta al mundo: la del fotógrafo sirio Abd Alkader Habak llorando desconsoladamente de rodillas y con la cámara en la mano. Esto sucedió momentos después del atentado en el que han muerto más de 120 personas, más de la mitad niños. El fotógrafo no sólo calló de rodillas envuelto en lágrimas sino que intentó llevar a curar a un niño herido, en sus propios brazos.
La instantánea fue compartida en Twitter por la activista e investigadora Ala’a Shehabi: “Foto devastadora de Abd Alkader Habak junto al cuerpo carbonizado de un niño por un atentado suicida en Siria”.
3 comentarios
Cuanto dolor y sufrimiento causan éstas situaciones donde mueren tantos inocentes que sólo conviven día a día con el sentimiento de si podrán llegar a vivir un día más.
Nada hay seguro , sólo el deseo y la fe que profesan.
La sonrisa que les produce el creer en Dios , aún cuando talves ese sea su último día terrenal.
Que impotencia tan grande…. cuantos más morirán? Me parte el alma ver esta terrible realidad… como podemos ayudar… orando por ellos sus almas y familias… orando por La Paz… Dios tenga misericordia de nuestras almas…
Muy buen programa!