Con 110 kilos encima de su cuerpo de apenas 1 metro 55 de estatura, Yorly Contreras Gazo decidió a sus 41 años que ya no cargaría con tanto peso. Nos cuenta: “Vivo en un pueblito precioso que se llama Puerto Escondido de Puerto Jiménez” y la gordura del pasado la hace irreconocible para quienes la conocieron hace años. “No sé nada de operaciones ni nada de eso. Hoy peso 72 kilos y me siento otra”, asegura
¿CÓMO LO LOGRÓ?
Yorly es madre de dos hijos. Ambos embarazos y los malos hábitos contribuyeron a sumar y sumar kilos. Pero con sus hijos ya grandes, la vida le dio la gran oportunidad de volver a creer en el amor y Yorly se casó. “Me casé gordita. Fue un 18 de agosto. Y al mes y medio tomé la decisión de bajar de peso. Hoy ya pasó año y tres meses y me siento muy feliz”.
PASOS CONCRETOS PARA BAJAR DE PESO
Lo primero que hizo Yorly fue acudir al doctor, contarle el propósito que tenía y luego se hizo todos los exámenes que le mandó. “Cuando me dijo Estás como una chiquilla de 15. Podés hacer el ejercicio que querrás, yo ya tuve toda la confianza de empezar”
Con el banderazo de salida que le dio el doctor, Yorly recibió un súper regalo de su esposo: una bicicleta. Esta mujer, que hoy tiene 43 años, todos los días hace de 1 a 2 horas de ejercicio. “Pero como el cuerpo es bandido y mañoso, se puede llegar a acostumbrar al mismo ejercicio. Entonces o hago bici o corro, igual 1 hora y hasta 2. Me encanta. Trepo el cerro y con la bici me voy. Mi hijo me acompaña y ahí vamos”, cuenta.
Además tiene un plan de sumba en video, que hace durante 1 hora “en la sala de la casa me pongo, yo solita. Lo veo en el tele. Me encanta. Así me tonifico”, nos comenta.
En la comida, los cambios también vinieron: “Hago todo con mucho menos aceite y mucho menos sal. Si le hago a los chiquillos fresco, saco el vaso mío sin azúcar o con una cucharadita pequeña para mí y el de ellos lo hago normal. Si me comía 3 cucharadas de arroz, me como una ahora. Antes comía mucho pan, ahora siempre como pero mucho menos. De vez en cuando me puedo comer un chicharroncito pero es muy de vez en cuando”, dice riéndose.
Hay dos cosas que no se sirven en un plato ni se encuentran en un gimnasio y Yorly decidió tenerlas: Fuerza de voluntad y disciplina. “Mire, la mente tiene que estar consciente de lo que está haciendo. Que esto es diario. No se vale saltarse un día. Si no voy en la mañana a hacer bici, voy en la tarde. No me perdono no hacer nada”, asegura esta mujer que se ve y se siente más joven que cuando cargaba con todo aquél peso que hoy es cosa del pasado.