En este “pura vida” de los ticos, hay un temor a decir lo que sentimos y meternos en lo que “no nos importa”. Por eso me llamó la atención la consecuencia que trajo  el enojo en una muchacha que evitó la violación de otra en un bar.

Ella explicó que vio como una mujer emborrachaba a una amiga para irse con un grupo de hombres que conocieron esa noche. Las dos eran jovencitas. Una quería vivir una experiencia sexual con uno de los muchachos pero en la “negociación” el tipo le dice que el trato es que lleve a la amiga para que pase con el resto de amigos.  A la mujer le suena la propuesta pero al contársela a su amiga, esta le dice que no, que ella prefiere irse a la casa.  La tipa que sí quería ir empieza a emborrachar a la amiga, botella en mano y metiéndole licor en la boca, a la brava.    Los hombres, como tiburones, acechando, esperaban  a que las dos chiquillas se vinieran con ellos.  La que ya empezaba a emborracharse se puso a llorar suplicando que no quería tomar licor ni ir.  La otra insistía en que sí.

Volvamos al tema del enojo:   La protagonista de este blog está viendo aquél cuadro y dice: “Ver eso me enojó mucho (…) En eso me entró el espíritu de doña Eugenia”  y fue así como intervino.  Bufando de enojo se metió entre las dos amigas y le dijo a la que lloraba que ella iba a dejarla a la casa;  a la otra le dijo que la dejara en paz. A como pudo, entre lágrimas y ganas de vomitar por tanto licor, la jovencita le dio la dirección  y fue así como llegaron donde la familia.  “Yo le conté todo a los papás, tal como fue y les conté de la tal amiga”.  Esa noche, el enojo de esta muchacha evitó una desgracia en alguien desconocido para ella. Aplauso de pie.

Así es, enojarse está bien. Si te hace reaccionar y sabés hacerlo;  si es para defender un derecho –a decidir, en este caso-, una injusticia, un atropello. Enojate, que eso puede hacer que una amenaza no pase de ahí;  enojate que es mentira que el “pura vida” nos hace indiferentes a lo que sucede alrededor si nos incomoda. Enojate y actuá. Eso podría salvar tu vida y la de alguien más.

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Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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