El cineasta Woody Allen dice “No conozco la receta del éxito, pero sí la del fracaso: es querer quedarle bien a todo el mundo”. Sabias palabras que a veces es complicado llevar a la práctica. Es innegable que existe una enorme presión porque todos “calcemos” en esta sociedad llena de formas estructuradas de ver la vida; quien se sale de ese cuadrado deberá defender su punto de vista con más ahínco que los demás. Esto último amerita coraje y convicción, dos elementos que no siempre están presentes en las decisiones que se toman.
El Dr. Rafael Ramos nos indica en la sección ¿Y ahora qué?, cuáles son las consecuencias de seguir el libreto que otros quieran que vivas, sometiendo tu propio criterio al de otros. Nos aconseja sobre el peligro de callar lo que pensamos e incluso no tomar decisiones importantes por temor al famoso “qué dirán”. El precio de vivir de acuerdo con los otros pasará una cara factura con el paso del tiempo. Nadie nació para complacer a otros, sino para ser feliz con sus propios principios y valores.