Daniel Porras trabajaba soldando con un metabo cuando en segundos, y sin contar con protección en su rostro, se desprendió una parte del metal que fue directo a su ojo derecho. Tenía 4O años.
Así empezó un camino de lucha por seguir con su vida, contando con uno solo de sus ojos.
Pero posteriormente y poco a poco, el ojo que funcionaba empezó a dañarse.
“Era algo terrible porque la vida es maravillosa con sus altos y bajos, pero no ver es algo demasiado triste. No le dan trabajo a uno y se siente una terrible depresión“, señala.
Solidaridad salvadora
En aquel momento, sin trabajo y con un hilo de esperanza Daniel acudió a ASEMBIS.
Hoy nos relata que sucedió lo que considera un milagro en su vida: La trabajadora social estudió su caso y en ASEMBIS tomaron la decisión de subsidiarle el 1OO por ciento de la operación para el ojo dañado.
Pero no solo eso pasó: también le costearon en tu totalidad una prótesis para el ojo que había perdido en el accidente del metabo.
“Lo más grande que me ha pasado, la llamada más bonita que uno puede recibir”, asegura cuando recuerda que le anunciaron por teléfono que ASEMBIS le ayudaría y su vida cambiaría a partir de ese momento.
Esta es la tercera historia de nuestra serie: ASEMBIS, frutos de solidaridad.
Te recomiendo de Archivo: Asembis, Frutos de solidaridad
1 comentario
Hola mi esposo tubo a sus 14 años desprendimiento de retina ahora el tiene 35 años y el ojo agachado y no ve nada con el. Tendra solucion