El amor de su madre, Teresa Solano, ha viajado con Milagro Mena desde que empezó su carrera hace 14 años.
Milagro nació en Puntarenas, luego se fue a Orotina donde creció haciendo mandados en su bici; una bici común y corriente manejada por una niña extraordinaria. Ella simplemente amaba su enorme capacidad de pedalear rápido pero luego eso se convirtió en pasión.
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Hay muchas anécdotas que recuerda Milagro. Cuando clasificó para los Panamericanos en Colombia, no le daban los boletos. Entonces doña Teresa, su madre, tocó puerta por puerta de cada comercio de Orotina. Ya el nombre de Milagro sonaba entre las mejores ciclistas y esta madre aprovechó el enorme rendimiento de su hija para pedir, por ella, ayuda. Por supuesto, se compraron los boletos y Milagro se vistió de oro.
Más atrás en la historia, los entrenamientos de un ciclista requieren de un uniforme con muchas bolsas para poner paquetitos de comida y bebidas. Milagro no tenía. Entonces doña Teresa le cosió bolsitas o compartimentos, con retazos, a una camiseta que Milagro tenīa de la Selección de fútbol. “Tenga mijita, vaya a entrenar y que nadie me la regañe”, dijo la voz de aquella madre.
Leche materna con amor
Y, la anécdota que compartimos en el video, es de las más impresionante: Milagro quedó embarazada. Venían muchas buenas competencias pero aunque alguna gente le dijo que con su bebé sería imposible entrenar, adivinen quién apareció en escena para sumar soluciones? Doña Teresa. Una de las preocupaciones de Milagro era no poder darle leche materna a su hijo, Ian. Entonces doña Teresa le dijo que ella se la daría. ¿Pero cómo? Ella se estimuló para tener leche y darle a su nieto.
Así lo hizo y Milagro luego de la cuarentena, el día 41, estaba entrenando, sabiendo que su madre se ocupaba de su bebé mientras ella estaba fuera de casa, que eran muchas horas e incluso días fuera del hogar. “Mami fue clave en ese momento”, recuerda la ciclista.
“Con Mami lo logré”, así dijo Milagro al ir a las Olimpiadas en 2016. Y así lo sigue diciendo, en este 2022 cuando fue fichada por el equipo italiano Servetto-Makhymo-Beltrami TSA y recorrió el Giro hasta terminarlo, hazaña que no todas las competidoras logran, pero esta orotinense y su madre, sí.