“Yo le dije a Mami que todos los niños tienen que desayunar y que hiciéramos algo”, le contó Juan Pablo Espinoza a lizethcastro.tv, un niño de 7 años que tiene claro el poder de la solidaridad.
Venta llena de amor
La voz de Juan Pablo está llena de energía. Por teléfono nos habla desde Quepos y con una emoción que se desborda, nos sigue contando:
Para vender, “Mami me ayudó mucho. Hicimos fresco de mora, de tamarindo y de piña”, comenta. Su madre, Adriana Vargas nos cuenta que el sábado se levantó a las 6 de la mañana para ir a comprar fruta fresca y hacer los frescos.
Frente a la casa y con una mesita que sostuviera los productos, estuvieron de 10 de la mañana a 3 y media de la tarde, sin que Juan Pa se despegara un solo momento de la mesa donde estaban los vasos y los refrescos.

Juan Pa vendió los productos durante el sábado
Frutos de la venta
Con lo recaudado, lograron comprar 30 cajas de leche y 70 paquetitos de cereal que, nos explicó doña Adriana irán a dejar este lunes a un banco de alimentos en Quepos que está haciendo llegar diarios a familias de la zona, en pobreza.
“Cuando mi prima subió la foto de Juan Pa vendiendo, mucha gente vino y lo bonito es que el domingo algunos vinieron para dejarnos más cereal y leche para agregar a lo que pudimos comprar”, cuenta esta orgullosa mamá.
Se nos queda, imborrable la frase de Juan Pa “Hay niños que no pueden desayunar, asi que yo decidí hacer esto”,. Su madre nos contó que la idea es que el próximo sábado también vendan pero agregando comida para recaudar más.
Juan Pablo ha necesitado sólo 7 años para ser protagonista de un acto de amor maravilloso. ¿Cuánto tiempo necesitan muchos adultos para entender que la solidaridad es lo que salva millones de vida en el planeta? Algunos mueren, sin averiguarlo.