Este es su segundo año celebrando el Día del Padre.  A pesar de que Alonso festeja todos los días el poder escuchar la palabra mágica “Papá”, esta es una fecha muy especial para quien supo esperar.

Por años soñó con mirar el rostro de su hijo, caminar de su mano, secar sus lágrimas, dibujarle una sonrisa y verlo crecer. Y eso es ya, una realidad.

La opción de la adopción

Alonso Romero le comenta a lizethcastro.tv. que él amaba a su hijo desde antes de conocerlo, pero a los 31 años fue cuando se produjo el encuentro de amor que le cambió la vida.

Tras un gran tiempo intentando quedar embarazados, Alonso y su esposa Johana Jiménez, descubrieron que no podían tenerlo biológicamente.

Con casi 5 años de casados, ella, más decidida que él,  sugirió un hijo de corazón (adopción). Él necesitaba saber más sobre este método.  Se asesoró, buscó consejo, dejó de lado los mitos y se animó.

Alonso celebra su segundo año como papá

Alonso celebra su segundo año como papá (Foto A. Romero)

Trámites para convertir un sueño en realidad

Al tomar la decisión de convertirse en padres, se acercaron a las oficinas del Patronato Nacional de la Infancia (PANI) e inició el proceso.

Vinieron los formularios que buscan la estabilidad emocional y económica del niño, entrevistas, charlas sobre requisitos y mitos de la adopción, información sobre estadísticas y lo más difícil, la espera.

La llamada anhelada

Pasaron tres años, hasta que el jueves 06 de junio del 2019 a las 8:15 am sonó el teléfono, Alonso contestó: al otro lado un representante del PANI con la noticia: “La recuerdo como si fuera ayer. Me saludaron, identificaron y dijeron: ¡Felicidades ya son padres!”

"Dios sabía cuándo era el tiempo", afirma Alonso (Foto:Alonso Romero)

“Dios sabía cuándo era el tiempo perfecto”, afirma Alonso (Foto:Alonso Romero)

Recuerda Alonso: “Lloraba, el piso se me movía, preguntaba si era en serio. Me dieron pocos datos. Me indicaron que se trataba de un varón de tres años y ocho meses, al que le gusta mucho el Hombre Araña. Llamé a mi esposa, a mi familia, a todos”.

Ese fin de semana fue de compras para llenar de color el cuarto del nuevo integrante de la familia, solicitud de vacaciones para los primeros días de su llegada, pero sobre todo emoción.

El lunes siguiente, conocerían más información sobre su hijo y verían por primera vez una foto. Luego de la reunión con más datos, llegó la pregunta: ¿Le aceptan en sus vidas? La repuesta siempre fue sí.  

La cita a ciegas con el amor de sus vidas

“No voy a olvidar la primera vez que lo vi. Fuimos al lugar donde se encontraba. Esperamos en una salita y se abrió la puerta. Ahí estaba mi hijo: Christopher Miguel Romero Jiménez, con ojos brillantes y los pelillos parados. Tenía un poco de miedo como nosotros, pero él sabía que iba a conocer a sus papás, le habían hablado de nosotros y a nosotros de él”.

El encuentro es inolvidable porque era el inicio de una ruta de amor para todos. Alonso recuerda lo primero que dijo al ver a su hijo. “Le dije: Hola Miguel. Le pedí perdón por haber tardado mucho en encontrarnos. Le conté que Dios tenía el momento preciso y que ya estábamos juntos para siempre. Entonces empezamos a jugar”.

Hoy, cada momento, pequeño y grande, lo celebran (Foto A. Romero)

Hoy, cada momento, pequeño y grande, lo celebran (Foto A. Romero)

Ya en casa

Ese día, la familia salió sola por primera vez, pero debían regresar al niño para volver y tener una segunda salida donde Miguel conocería su nueva casa, su cuarto, su hogar. 

Recuerda este papá enamorado de su hijo:  “Miró a los perros, preguntó por su cuarto y se emocionó al ver que aquel espacio parecía una guarida más del Hombre Araña. Comió y se durmió en su cama”.

Al caer la noche, regresó al albergue del PANI, donde sería su última velada.

Fue el miércoles 12 de abril del 2019 cuando Miguel se mudó formalmente con sus padres. En medio de burbujas y helado, se despidió de sus “tías” de sus amiguitos e inició la travesía de los tres.

“Dios tenía el momento”

Alonso, oficial de Fuerza Pública, deportista, amante de las carreras y papá de corazón, disfruta cada día con su hijo, amado desde antes de conocerle.

"Miguel me hace sentir que estoy completo", dice Alonso (Foto A. Romero)

“Miguel me hace sentir que estoy completo”, dice Alonso (Foto A. Romero)

Tiene claro que ser padre es una misión de amor y convicción que va más allá de compartir la misma sangre. “Dios tenía el momento para los tres. Me siento feliz, hacía mucho que quería compartir con él”.

Hoy, todo es motivo de celebración: estudiar juntos, lavar el carro, andar en bici, entrenar, correr, ir a Misa.

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Este papá de 32 años abre su corazón y nos dice: “Ser papá es criar, respetar y valorar a mi hijo como persona. Es intentar ser un buen hombre, honesto que quiere ser su mejor ejemplo. Es vestirse de maestro, de médico o paleontólogo, ahora que le gustan los dinosaurios. Ser papá no es proveer dinero, es amar y entender a mi hijo”.

“Miguel me ha enseñado a ser fuerte, a pensar más en lo que está bien para los tres. Es la dosis de alegría y la sazón de nuestra familia. Me siento completo”, concluye este papá. 

Periodista: Wendy Arias

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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