Un día normal para Esteban Flores, era sobre las nubes. Piloteando un avión, dedicaba sus horas a trasladar personas de un destino a otro. Llegó la pandemia y hubo que aterrizar a los gigantes de los cielos para evitar la propagación del virus.

Con el cierre de fronteras y la imposibilidad de volar, también se cesaron los ingresos y este piloto con 11 años de carrera, fue enviado a su casa, sin salario y hasta nuevo aviso.

Esteban ha tenido de pasajera, a su familia

Esteban ha tenido de pasajera, a su familia

Esteban y su familia, no detuvieron el vuelo de su existencia, dejaron la frustración de lado y empezaron a buscar soluciones.

Su madre Eunice Soto, conversó orgullosa con lizethcastro.tv para contarnos, cómo este hombre 35 años, decidió seguir piloteando su vida, sobrevolando ante las circunstancias y cambiando el rumbo para poner manos a la obra, ante una máquina de coser.

Ella nos dice: “El es un joven que gracias a Dios no ve lo negativo, no le gusta estar sin hacer nada y se puso a ver qué era lo mas urgente en estos momentos, por cual pensó en hacer cubrebocas”.

Esteban es parte del equipo familiar que hace cubrebocas

Esteban es parte del equipo familiar que hace cubrebocas

Más importante que un título, el amor por salir adelante

Esteban habló con una tía para que le explicara cómo coser, luego vio algunos videos en internet y terminó de formarse. Con el apoyo de su pariente, compró la máquina y dio inicio a la nueva etapa.

Esta madre de cinco hijos, cuenta que actualmente son seis en casa: ella, su esposo, tres hijos y su mamá.

“Ha un gran cambio, pero sabemos que todo inicio nunca es fácil y requiere de mucho esfuerzo. Mientras estemos sanos, con fuerza y con mucha fe, salimos adelante. Quien nos ayuda y sostiene es Dios”.

La pandemia no ha podido detener a Esteban y su familia

La pandemia no ha podido detener a Esteban y su familia

Algunos pilotos retomaron vuelos, Esteban sigue en casa

La aerolínea en la que trabaja Esteban, acaba de habilitar algunos vuelos con el 10% de sus pilotos, sin embargo, el tico aún no ha sido llamado para regresar a los cielos.

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Su mamá nos dice: “Él es uno de los hijos pilares importantes en nuestra familia. Las cuentas siguen y hay que hacer frente, topamos con un arrendador muy bueno que concilió el monto a pagar por la casa, una de mis hijas trabaja en el hogar, mientras que nosotros estamos haciendo los cubre bocas y hasta almohadones. Creemos en Dios, hemos pasado situaciones muy difíciles de salud y económicas, pero no hay campo para la frustración. Debemos vencer los temores, creer en nosotros mismos, identificar cualidades y salir adelante con lo que haya”.

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Periodista: Wendy Arias

 

 

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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