Viernes 15 de mayo del 2014. Randall Munguía Gonzáles, recuerda bien esa fecha. El reloj marcaba las 12 medio día, él manejaba su motocicleta carretera a la Uruca, allá por el Monumento del Agua. El carro que iba delante suyo frenó inesperadamente, él también. Segundos después su vida cambiaría. Detrás de Randall iba un furgón  que no frenó.  El cuerpo del joven se convirtió en un papelillo enredado entre las piñas de las llantas y de ahí en adelante cobra vida esta historia milagrosa que les contamos. 

“Los testigos dicen que me arrastró unos 100 metros, quede en las piñas de atrás. Yo lo único que recuerdo es que, cuando me golpeó dije: señor perdóname y no me dejes morir”, dice Randall.

Caer en coma

Aquel viernes, Randy como le dicen sus amigos, se sumergió en un profundo sueño. Debido al impacto, cayó en estado de coma.

25 días después, este padre de tres niñas despertó, y fue ese día, cuando la vida lo puso frente a frente con una difícil realidad.

En el accidente, sus piernas fueron las más afectadas, la izquierda había sido amputada debajo de la rodilla y la derecha se encontraba muy delicada.

Del coma a la amputación

Recuerda Randy: “Me desperté sin una pierna y estaba a punto de perder la otra, fue un shock. Tocaba y no la sentía, intentaba moverla y tampoco. Fue muy duro y  me enojé con la vida, con Dios, con las circunstancias. No entendía cómo a alguien que estaba trabajando en ese momento le pasaba eso”.

Atrás quedaban los sueños de aquel niño que practicaba atletismo y que participaba en juegos nacionales.  El dolor sustituía cualquier intento de sonreír.  Perdió algo que nunca pensó perder, la vida que tenía.

La pérdida de sus dos piernas

La pierna derecha de Randy había sido sometida, sin éxito, a un gran número de cirugías. Lo última que se le ofreció fue un trasplante de rodilla, lo cual abría un 10% de posibilidades de salvarla y un 90% de que no. Este apasionado por la gimnasia, no aceptó el procedimiento y decidió que fuese amputada, dejó de lado los hospitales y retomó las riendas de su vida.

“Fue la decisión más difícil que he tomado, me quedaba sin mis dos piernas de la rodilla para abajo, pero era una cirugía complicada, se acercaba diciembre y yo extrañaba mi hogar y mis princesas”

Poco a poco, Randy tuvo que aceptar que no volvería a caminar y se produjo otro gran milagro además del de haber conservado la vida.

Nacer de nuevo

Randy recuperó su vida de hogar, tras salir del coma

Randy recuperó su vida de hogar, tras salir del coma

De una vida “normal”, vino el atropello, el coma, la amputación, el no caminar nunca más y qué quedaba? Nacer de nuevo.  Con el apoyo de su familia, Randy se propuso poco a poco, tener la posibilidad de ser feliz.

Atrás quedaba Randy o más bien, eso era lo que pensaba él. Fueron los pensamientos negativos los que se quedaron atrás, dando espacio a una persona más comprometida con sus anhelos y más llena de amor por su vida.

“Pasé nueve meses enojado, sin aceptar ni entender, tratando de salvar mi pierna derecha. Una noche estaba llorando y muy molesto, hasta que sentí que Dios me habló y tuve paz. Entendí que todos tenemos un propósito y que yo con mis pernas naturales no lo estaba logrando. Lloré como un niño, porque entendí que  soy un milagro, me pasó un camión por encima y aquí estoy, vivo“.

Nace un fisicoculturista

Poco tiempo después, Randy volvió al gimnasio, listo para cumplir aquel sueño que había estado pausado, mas no olvidado. El año anterior, este vecino de Hatillo se convirtió en el primer fisiculturista en la categoría de silla de ruedas de nuestro país y actualmente se prepara para representar a Costa Rica contra su similar de Guatemala. Entrena dos horas al día de lunes a sábado,  realiza natación una vez a la semana y está escribiendo un libro con su testimonio que según lo previsto, será publicado a principios del 2018.

La fragilidad de la vida

Convertido hoy en este ícono del fisiculturismo en silla de ruedas,  Randy con voz fuerte nos ubica sobre la fragilidad de la vida:

“Hay un hombre antes y después del accidente. El Randy de antes era egoísta, se creía súper fuerte y pensaba que nada me iba a pasar, el de ahora cumple un propósito, piensa en los demás, vive el día a día y está enamorado de la vida. Yo salí de ese hospital siendo un nuevo yo para dar un mensaje de esperanza al que lo necesite  y  para ser padre y que mis hijas vean nos podemos sobreponer a las pruebas de la vida. Se pasa por momentos de soledad, de luto, de perdida, pero también de gozo y de dicha, debemos agradecer por la vida. Uno cree que se vuelve débil, pero termina siendo la parte fuerte y esa fuerza viene de arriba”.

A este hombre de 35 años de edad, no le bastó con sobreponerse a si mismo, se dedica a visitar y dar un mensaje de aliento a los pacientes que recién enfrentan un diagnostico difícil, además, día a día ofrece su testimonio en diferentes actividades y lugares. Puedes conocer más sobre este protagonista, visitándolo en sus redes sociales como: Randy Granados o contactándolo al 6306 5159.

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Periodista: Wendy Arias

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

1 comentario

  1. Alejandra Solís on

    Excelente testimonio, todo un guerrero de Dios, bendiciones y que bueno que además de reponerse le ayude a otras personas en circunstancias difíciles 👍🏼