Todo empezó cuando Lizzie encendió su computadora, entró a youtube y vio lo que cambió su vida: un compañero de escuela había hecho un video de fotos de Lizzie y lo tituló “La mujer más fea del mundo”. La jovencita cerró la computadora y no le dijo nada a nadie en su casa; esa noche se durmió con la tristeza más profunda que haya sentido jamás.
Luego vendrían las conversaciones con sus padres (que le decían que ella era hermosa), con compañeros que no estaban de acuerdo con nada de lo publicado, con la escuela…
Y luego Lizzie decidió conversar con el mundo y decirle cómo se sentía. Cuando digo “con el mundo” es que la joven ha viajado a decenas de países donde son traducidas sus charlas sobre motivación para seguir con la vida, ser felices y aceptarse tal cual fuimos enviados a este mundo.