Alejandra Guzmán es explosiva. Ha bajado al infierno y ha tocado el cielo. Es una hija distante de sus padres y asegura que su madre no la conoce bien. Habla en esta entrevista sobre la fuerza que tuvo para salir adelante con un tesoro que casi pierde: la salud.
Se tatuó en su oreja izquiera una calavera porque dice, la intérprete mexicana que “la muerte me susurró al oído pero yo no la quize escuchar”. En esta conversación qu tuvo en 2014, Alejandra se ve recuperada, llena de fuerza para continuar, amando aún más a su hija Frida y añorando siempre encontrar el amor de su vida.