Carolina Herrera es de origen venezolano, pero el hecho de que viva en Nueva York nos habla de su estilo de vida.  Es como James Bond, ni un pelo hay mal puesto en esa cabeza llena de talento. Siempre mudada, impecable, de porcelana.

No ha conocido la pobreza económica, me dirán quienes critican su éxito pero les diría yo que tampoco ha conocido la comodidad del dólar, es decir, a pesar de todo, de tener todo, a los 40 años decidió, en una conversación con una amiga, ser diseñadora.  “Yo no pego un sólo botón, no sé cómo hacerlo”.

Adela Micha -extraordinaria periodista como siempre- le pregunta si ella se viste siempre de “Carolina Herrera” y ella dice “Claro, me fascina la diseñadora!”.   Esta es la conversación con una gran mujer que a edad madura echó a volar sus sueños.

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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