Estoy de regreso a la alegría.

¿Te pasa que a veces el túnel de la frustración se hace demasiado largo? De ahí vengo.

Lo que hice fue visualizar la luz aunque estaba en la completa oscuridad.  Me visualicé en el punto donde deseaba estar y mi mente logró estar ahí.

Suena loco, suena mágico, como todo lo maravilloso que nos sucede sin esperarlo. Loco y mágico, así es el amor, así es la risa de un recuerdo, así es un sueño en un papel, así es la llegada de un hijo, así es un buen libro, así es la prosperidad que aún no vemos.

Estoy de regreso a la fe. Del desierto de donde vengo, las cosas no eran fáciles. Tenía sed de creer y caminé bajo el sol quemante de la dificultad. Pero hoy que ya eso pasó, sé que la dificultad fue la gran motivación para no querer estar donde estaba.

De nuevo, me visualicé tomándome un vaso con agua fresca que me bajaba por la garganta y me refrescaba la vida.  ¿Y sabes qué? Tanto lo deseé que ya ves, heme aquí, tomándomelo y saboreando lo que apenas hace unos días era un deseo, pero era un deseo ardiente y eso hizo la diferencia.

Estoy acá, para decirte que lo que pasó no tiene tanta importancia como la idea que tenés de dónde querés estar.  Visualizarte hará la diferencia entre vos y los que se quedan lamiéndose las heridas;  entre vos y los que no avanzan excusándose en el pasado que ya pasó y por lo cual no pueden hacer nada.  De hoy en adelante, tenés todo para hacer, para ser, para visualizar.  Tenés tu mente.

Loco y mágico, así es el ser humano que avanza sin miedo.  Loco, mágico y efectivo, así es el ser humano que cree. He decidido creer en esto.  He decidido vivir.

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Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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