Vivir de las glorias pasadas es la muestra más fiel de que una persona se estancó. Estancarse es frenar el movimiento, detener el desarrollo.
Cuando alguien, de forma recurrente vive contando lo feliz que fue, la dicha de hace años, el premio que ganó, el examen en el que sacó un 100, el día que fue jefe hace años o el día en el que jefe lo felicitó hace mucho, no es que está recordando, está añorando y quiere con palabras traerse lo mejor que tuvo porque hoy no tiene nada bueno que contar.
¿De qué está lleno de tu presente? Quisiera que no me digas que está vacío de logros. Esos son los que te dan el combustible para seguir adelante. No los que ya pasaron sino los que se realizan bajo el sol de hoy.
Descubrí el día de hoy tu gloria presente: vencé el miedo hoy, levantá la copa de la victoria hoy al perdonar, considerá la fortuna de amar y ser amada hoy; felicitate, tenés vida y un propósito para servir. Silbá, tus fuerzas de hoy han cambiado pero aún tenés música dentro de vos.
Tené claro que lo respirado ya se fue como el humo pero lo que vas a respirar hoy es bendición nueva que te oxigena el alma. No gastés sillones viendo álbumes llenos de fotos, ni repasando cada noche lo que ya no está; abrazate como el marinero que sos en estas aguas impredecibles de la vida, sentí el corazón palpitar. Hoy. Lo que pasó ya pasó.
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