Se llama Lesther Alemán y lo único que sé de él es que la palabra “miedo” no está en su diccionario.

A pocos metros de Daniel Ortega, Presidente y dictador de Nicaragua, Lesther le dijo de frente, no sólo lo que piensa él sino todo un pueblo harto de respirar represión.

Ortega, en un acto de cobardía, pretendió callar a medios de comunicación nicaragüenses que reportaban las muertes de jóvenes manifestantes, pero ni con todo su arsenal de inseguridades el desteñido líder pudo callar a Lesther.

Delgado, con anteojos, voz madura, el universitario se puso de pie para decirle a  Ortega y su esposa que no hay diálogo, porque eso no tiene sentido cuando el clamor popular es que se  negocie la salida de ambos del gobierno.

Esta Nicaragua que ha dado a luz a jóvenes como Lesther es una nación tan fuerte, tan poderosa, tan enérgica, que con el paso del tiempo veremos en nuestro vecino centroamericano cómo el amor por la vida y la libertad se impone a la ambición por el poder; y cómo la defensa por el respeto al pueblo pesa más que la retorcida forma de gobernar de quienes se sirven en vez de servir y traicionaron la causa por la que una vez, hace mucho, de forma legítima, tuvieron el apoyo de la mayoría.

A Lesther hay que copiarle esa valentía. Mirar a los ojos de frente, decir las palabras correctas, comprarse enemigos que lo honran con su enemistad, ser voz de los que no tienen. Ese coraje, es digno de ser imitado en el mundo entero.  Bravo por Lesther y por todos los valientes.

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Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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