Pienso, el tiempo es la moneda con la que pagamos el derecho a vivir. Acabándose las monedas, se acaba la vida. Entonces, ¿en qué estoy gastando mis monedas? Porque sucede que cuando se me acaben no hay banco capaz de prestarme un minuto ni un segundo. Me encaro: “Lizeth, no hay un solo amigo en el planeta, ni siquiera tu mamá o tu papá, nadie te puede dar de su tiempo, de sus monedas para que te quedés un poco más acá. Si en la desesperación te pasara por la mente robarle a alguien, no podés, es imposible”.
Qué fuerte esto: “El precio de cualquier cosa es la cantidad de vida que usted intercambia por ello” (Henry David Thoreau). Dicho esto, quiero preguntarte:
- ¿A quién le estás dando tu vida? ¿En qué se te van las monedas?
- ¿Qué pasó con aquél viaje que tanto añorabas desde joven?
- ¿Qué pasó con las monedas que estabas dispuesto a utilizar para estudiar lo que amabas? ¿Las usaste en estudiar lo que otros te dijeron que era más rentable? ¿Rentable para quién si no sos feliz?
- ¿Estás pagándole monedas al recuerdo de alguien que ya no está en tu presente y eso te impide utilizarlas en los que están a tu alrededor?
- ¿Estás gastando monedas de tiempo en odiar a alguien a quien le das permiso de sumirte en un cuarto contaminado de resentimiento y es por eso que tenés cáncer en el alma?
- ¿Usás monedas en esperar que el futuro llegue, que el mañana resuelva, sin saber si hoy es el último día en que todavía tenés minutos a tu favor?
Yo he tenido que hacer una lista y me ha funcionado. Debo administrar mis segundos, y no se debe caer ni uno al suelo, como cuando pequeña no se me podía caer ni un cinco del bolsillo porque no podría pagar y subirme al bus. Lo perdía. Así siento con el tiempo: si dejo caer un segundo pierdo vida. Cada moneda es un momento. No lo tiremos al caño de la frustración ni a la alcantarilla del rencor. Usémosla, cada una es vida que uno decide si gastar o invertir.
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1 comentario
Excelente comentario Lizeth, muy bueno para refleccionar, el tiempo vuela y ni cuenta se da uno. Saludos.