Cuando miro al pasado a veces me duele.  Evalúo algunas cosas y no son ni la sombra de lo que añoré.  Pero he de decir que en la mayoría de ocasiones lo que añoré, o no debía darse o fue superado. Por eso digo que ” a veces duele” porque en muchas otras me sorprendo.

Tanto que lloré por algo que no se pudo, pero también tengo que decir tanto que me he sentido dichosa por todo lo inimaginable que me ha sucedido, lo que no estaba en agenda, lo que no era parte de los planes, lo  imposible de predecir.  Así me digo en reunión de junta directiva conmigo misma.

Al final, terminamos celebrando mis sueños y yo porque por dicha Dios es más grande que nuestra propia lista de deseos.  Mi lista la fabrico con mis ojos humanos, cortos de vista muchas veces; la hago todos los días porque es un derecho irrenunciable pero algo me ilusiona  Dios la reacomoda con su soberanía de anciano de siglos.

El Papa Francisco, que sigue marcando vidas a través de su llamado al amor, escribió esto.  Lo replico porque no hay nada que agregarle.  Que lo interioricés para que tu camino sea más liviano:

NO llores por lo que perdiste, lucha por lo que te queda. 

NO llores por lo que ha muerto. Lucha por lo que ha nacido en ti.. 

NO llores por quien se ha marchado.Lucha por quien esta contigo. 

NO llores por quien te odia. Lucha por quien te quiere. 

NO llores por tu pasado. Lucha por tu presente. 

NO llores por tu sufrimiento Lucha por tu felicidad… 

Con las cosas que ha uno le suceden vamos aprendiendo que nada es imposible de solucionar, solo sigue adelante.

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Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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