Por: Lizeth Castro

El matrimonio no resolverá la soledad que sentís,

no te hará perdonar al pasado,

no perfuma las almas podridas, 

no te dará más ganas de respirar que las que ya tenés.

El matrimonio no es una medicina

no es un sedante contra el dolor que tuviste hace mucho y seguís sintiendo

no es una garantía de que vas a estar mejor.

El matrimonio no tiene magia,

no hay sombreros de donde salgan conejos que te diviertan

no es una forma de “pasarla bien” y distraerte.

Pero sabes quién sí te resuelve la soledad que sentís?

Vos! Ahí dentro tuyo está el secreto. 

Porque antes de decir que sí a “otro”

debe existir un pacto entre vos y vos, de amor,

de compasión, de perdón.

Debés decidir reírte de vos misma,

de perdonar lo que te carga,

de soltar lo que ya no te sirve,

de alejarte de lo que te hace daño,

de amarte y aceptarte sin reservas.

Antes de aceptar vivir con alguien más,

sentite cómoda viviendo con vos misma,

identificar tus ángeles y tus demonios

y decidir qué hacer con ellos.

Decir SÍ y ver de frente a la persona que amás

es maravilloso.

Implica dar pasos,

hacer esfuerzos,

conversar mucho y en todos los idiomas posibles,

enojarse y volver a conversar,

entrelazar las manos,

acostarte en su pecho,

decir que no coincidís mientras se toman un café,

convertir la escucha en una profesión,

negociar,

reírte hasta que te duela el estómago,

tolerar las miles de veces que pensarás viendo al norte y él al sur,

compartir las verdes y las maduras que están en una misma canasta,

ser yo y ser nosotros,

saber que si hay para uno, alcanzará para los dos,

tener carencia de egoísmo y abundancia de bondad.

Admirarse

y contemplarse sin decir palabra,

desnudos de ego

celebrándose conectados, verdaderos,

llenos de barro humano, soplados por un aliento divino...

El matrimonio no te hará la vida perfecta, porque no existe.

Pero sí te confirmará si vivir con vos es agradable,

que la elección del otro no nace del miedo,

ni de la soledad,

ni de la obligación,

sino del amor, nace del amor propio,

del que te construye

y del que te acerca a eso que se llama felicidad.

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Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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