A esta señora le dictaron 6O años de prisión. ¿Por qué? Porque tuvo oídos sordos para sus hijos. Ellos le gritaron que los ayudara, que los sacara de las llamas, que los auxiliara y su mamá no los escuchó. Y se quemaron. A la niña le encontraron en su cama y su hermanito estaba debajo de la cama.
La señora alegó que no escuchó nada y le creo. Corrió para salvar su vida de un incendio que ella misma provocó en su casa y decidió que nada más le importaría, ni siquiera sus hijos que dormían en el cuarto de la par.
No hay palabras para este cuadro, aunque surgen algunas: injusticia y crueldad en su máxima expresión. Pero yo insisto en que el delito verdadero fue tener oídos sordos para sus hijos. ¿Habrá sido así cuando tenían hambre, ganas de ser escuchados, o consolados si estaban tristes? . ¿Habrá sido así esta madre cuando sus hijitos le pidieron un abrazo, un beso o un “tranquilo, todo va a estar bien”?
Vos y yo, tenemos hijos. ¿Los escuchamos?
Porque a veces nos piden que los apoyemos, que creamos en ellos, que les digamos que no es el fin del mundo y ¿con quién se topan cuando nos buscan?, ¿Con una mamá que detiene el mundo para ponerles atención o con una mamá con el celular en la mano o una que hace dinero sacrificando el amor más importante de la vida?
Estos niños murieron en un incendio que su madre provocó. Por favor, que los nuestros no mueran víctima de en nuestra indiferencia o de nuestra negligencia. Que nuestros hijos tengan una mamá que escuche la mínima solicitud de ayuda, que no se mueran en silencio, víctimas de nuestras existencias egoístas, solos y deseando haber tenido cerca a alguien que sí los ame.
Te recomiendo de Archivo: Luchá por tus hijos, no te cansés de ellos