Cuando el bebé pasa de gatear a caminar, no es simplemente que dio un paso. Hizo algo aún más espectacular: perdió el miedo a despegarse del suelo. Está listo para ver la vida, de pie.
Perder el miedo es algo que muchos nunca hacen en sus vidas y mueren gateando.
Vos, ¿dejarás que tu miedo te condene a gatear o lo romperás un buen día para empezar a caminar? Si decís que no, entonces tenés que saber que te vas a caer porque los valientes se caen y se vuelven a levantar.
Los cobardes no pasarán de gatear por eso están orgullosísimos de nunca equivocarse, de jamás fallar, de seguir muy “aterrizados”, sin la ambición del corazón de latir fuerte porque se deja sorprender por la vida vista de pie.
Flaco favor le hacen a sus vidas los cómodos tocando el suelo, oliendo piso. Gran bendición tienen los que dejan de tocar el suelo, caminan y saben que hasta pueden llegar a volar.
Cada uno decide si evolucionar de bebé a niño, a joven, a adulto; y no hablo de edades cronológicas; hablo de locuras, de sueños, de planes, de estirarse, de complacerse con la incertidumbre y crear. Hablo de vivir.
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