Yo quisiera no hacerle caso al corazón cuando se hace un puño. Exigirle que se pare rectito, como saludando a la bandera, que se comporte, pero no puedo. Le veo la carita triste y lo que hago es abrazarlo y la pura verdad, llorar con él. Otros lo castigarían y le diríann que sea fuerte, que no sea cobarde. Pero yo no.
He de confesar que a este amigo más bien lo abrazo porque bastantes momentos ya ha sido fuerte. Me cabe en la mano porque está hecho un puño aunque sé que cuando se alarga, llega hasta el cielo y es un campeón. Pero hoy no es ese día. Hoy toca hacerle cariño, acariciarlo y verle esos lagrimones saliendo de sus ojos. Mi corazón tan fuerte que es siempre, hoy necesita consuelo.
Cuando el corazón se hace un puño, no es bonito verlo pero no hay que enojarse. Uno, con mucha ternura le dice que todo pasa y él me dice con voz cansada que está bien, que sólo lo deje llorar. Dice que cuando algo no es como uno quiere, se siente muy feo, un frío que nada calienta, un desánimo que arrodilla. Lo escucho. Porque al corazón hay que escucharlo y dejarlo ser.
Lo bueno es que en la conversación para que se vaya desarrugando, entra a escena la mente. Viene recién bañada, más fresca y de hecho es más fría y sirve de mucho. Ella ve los pro y los contras de lo que ha sucedido. En una pizarra anota las bajas en el campo de batalla y hace un balance de situación. La mente no regaña. Se pone de pie vehemente y con amor nos llama a seguir adelante. El corazón le hace caso. Dios guarde le dijera que se eche a morir porque el corazón le haría caso también. La mente es una líder y el equipo sigue sus mandatos.
Poquito a poco, veo que el corazón deja de hacerse un puño y se va estirando. La mente lo ayuda con palabras poderosas, con un “ánimo, dolió y quizá hasta siga doliendo, pero sigamos que como dijo Juan Gabriel el tiempo no perdona”. El corazón es honesto y la mente es su amiga. Si fuera su enemiga, seria un caos.
“Todo pasa”, me dice mi amigo volviendo a tomar el ritmo de antes. Nos abrazamos, nos ponemos los zapatos y de nuevo tomamos la ruta de nuestro camino, nuestro camino de fe.
Te recomiendo de Archivo: Mereces un amor que te quiera despeinada
6 comentarios
Sabias palabras 🙏 q lo dejan a uno mucho q pensar !!!! Gracias liseth siempre te sigo !!! Bendiciones
Este mensaje me llega justo a tiempo en que mi corazón está hecho un puñito.
Liz, cuando el corazón se hace un puño, hay que dejarlo un ratito para que llore, se desahogue y solito vuelva a ser igual. Todos los corazones sufren de vez en cuando, algunos sufren más a menudo que otros, pero lo corazones sensibles son los que lloran más frecuentemente. Lo bueno es saber que un corazón sensible es un gran corazón y que la contraparte de esa sensibilidad es la fortaleza, el coraje y la valentía para desarrugarse y seguir adelante. Un abrazo a ese hermoso corazón!!
Hace poquito más de 10 meses que mi corazón está hecho un puño…
Aaay doña Lissette! 😭😭😭 Tiene razón: Todo pasa.
Qué hermosas líneas Lizeth! Cuántas veces me he sentido así, casi que en automático llora una a veces.
Pero también cuantas veces me he levantado porque cuando el corazón se hace un puñito, yo siempre digo: “me está doliendo el corazón”…
Por eso es un órgano tan carga, que si se cae 7 se levanta 8 veces. Es cierto, a la mente es a la qué hay que educar. Pero a veces cuesta.
Hermosa lectura. Me transportó a ciertos episodios de mi vida. Episodios creo yo, todos hemos vivido. Gracias