¿Desde dónde hacemos la elección de nuestra pareja? ¿Cómo decidimos junto a quién caminar en la vida?
El relato de esta muchacha me impactó. Ella se propuso que nunca más repetiría la historia de pobreza que vivió de niña. A los 17 años conoció a un hombre adinerado y vio claramente su objetivo resuelto. Se casó con él al día siguiente que cumplió los 18.
Me aclara mientras esperamos que nos atiendan en una clínica: “Yo lo amaba, creo. Pero vieras la casa que me dio. Bueno, al final se quedó hasta con la casa pero viví 10 años sin saber lo que era que me faltara nada”.
Rápido tuvieron dos hijos. “A los 20 ya tenía a los dos”. Crecieron con la normalidad de ir a colegios caros y no saber subirse a un bus. Ella aprendió a manejar y se convirtió, como decimos, en el “Uber” de la casa.
“Me sacó de estudiar y la verdad es que yo, tonta, no le ví problema a eso. Hoy me duele esa decisión porque yo ya había matriculado la U para ser abogada, qué lástima”. Esta última frase me la dice viendo al piso.
La mujer que me cuenta esto es joven. La veo con tanta energía pero con muchos lamentos. Tiene el corazón herido pero el amor intacto por sus hijos. Sin preguntarle, entró en detalles: “El me era infiel…con prostitutas. No me pegó ninguna enfermedad, pero eso fue de milagro. Yo me sentía como una cosa. Muchas veces no amaneció en la casa. Yo lloraba pero me aguantaba. Las empleadas me veían llorando y una me dijo un día que yo no tenía por qué soportar esto, que yo valía mucho. Ya eso me lo había dicho muchas veces mi hermana mayor, pero oírlo en la voz de la muchacha que me ayudaba y que me abrazó ese día, me movió”.
Los maltratos diarios llenaron el vaso durante 10 años y ella de eso se alimentó. El final predecible llegó. Hoy sus hijos ya son papás y ella es abuela. “Soy muy joven para ser abuela, ni tengo 50, pero amo a mis nietos; ellos me ven como si estuvieran viendo a Madonna, jajaja, son mi vida”. Esta última frase me la dijo viéndome a los ojos, chispeándole el alma a través de ellos, con una sonrisa espectacular.
Las abuelas decían “¿Para qué confites en los infiernos?” y yo digo que para qué ir al infierno a buscar confites, porque al final todo es nada y las cosas se pudren.
La elección de pareja se debe hacer con el amor propio aconsejándonos pero a veces no escuchamos esa voz interior.
De hecho el tipo se quedó con la casa y pasaron muchos meses para darle a ella y a sus hijos pensión; ella vivió de lo que los hermanos le daban. Así que la que más buscó salir de la carencia, volvió a ella. Gran lección.
Por dicha, esta señora y yo concluimos que nadie pasa por la vida sin tomar al menos una mala decisión, y que lo bueno es que todo eso ya pasó y una vez más se trata de aprender a vivir con lo verdaderamente importante: el amor.
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4 comentarios
Buenísimo que saliera de ese círculo vicioso en el que vivía. A veces no nos damos cuenta el gran valor que tenemos y nos dejamos aplastar por los hombres. A mi me cortaron las alas así le digo yo a mi marido , eso permití que hiciera de mi . Pero eso no me quita los ánimos de seguir luchando y amarme a mi misma.
Las Miss Costa RIca 2017 Coronada anoche es un buen ejemplo para este reportaje …..
Gracias por esta historia, es enriquecedora, muchas bendiciones a usted Lizeth por su gran ayuda, tiene un corazón de oro.
Son muchas (os) los que pensamo así , conseguirnos una pareja con mucho dinero, pero el dinero no es la felicidad, pero esta mujer fue bendecida con hijos y nietos, gracias a Dios no le pego una enfermedad el degenerado esposo que tuvo,