La casa de Yanina Contreras tiene piso de tierra. Impecablemente ordenada, esta humilde casa que se ubica en la frontera con Nicaragua, fue durante la niñez y juventud de esta joven de 2O años, el techo bajo el cual estudió para convertirse en estudiante de honor.
Hoy, la joven estudia informática en el Tecnológico de Costa Rica gracias a una beca, pero detrás de su disciplina hay un motor que la mueve a enfocarse todavía más.
A punto de graduarse de quinto año de colegio, con 16 años, Yanina supo que estaba embarazada. Noticia para ella que guardó en silencio hasta que estuvo frente a la trabajadora social del TEC. A ella le comentó la situación incluso antes de matricular materias como estudiante de primer ingreso.
“Recibí tanto apoyo que hasta me ayudaron a encontrar donde vivir porque la sede del TEC quedaba lejos de mi casa y como me tenía que venir a Alajuela, yo ni siquiera conocía”.
Agrega: “Ni siquiera a mis papás les había dicho de mi bebé. Luego ya hablé con ellos. No me pasó por la mente dejar de estudiar. El TEC era mi sueño y a la vez, mi bebé que venía de camino me daba más fuerza”.
Esto hizo que Yanina llevara en su vientre una ilusión y se motivara aún más a estudiar.
“Sin la beca del TEC jamás podría estar estudiando. No tengo cómo agradecer tanta solidaridad”, asegura esta madre que, tras dar a luz, esperó tan solo unos días para volver a clases.
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