El cuento de Caperucita Roja deja de ser cuento cuando hablamos de Yerelin.

Con su canasta llena de sueños e inocencia pura, vaga por el bosque. Por increíble que parezca, el lobo, en este caso, es su propia madre.

El lobo del cuento que todos conocemos le dice a la niña que hay dos caminos.  Pero peor aún la madre de Yerelin decide, por ella, que el camino del desamor es el que debe transitar la pequeña, sin que pueda escoger ningún otro.  En este hay desprotección, indiferencia y muerte.

Siendo advertida de que el primo, -un adicto a la pornografía infantil- , ha intentado varias veces abusar a su hija de 5 años, la madre no hizo nada.  Así, sus 3 pequeños hijos corrían el mismo riesgo de ser asesinados y desaparecidos en “el bosque”.

Todo esto, al parecer, le sucedió a esta creatura que fue vista por última vez un 11 de julio de 2O14 y a la fecha no se sabe qué pasó.

Su primo fue condenado a 25 años de cárcel porque fue el último con el que se le vio a la niña entrando en un cafetal.  Los zapatitos de Yerelin que fueron encontrados luego, llenos de sedimentos de río, hacen temer lo peor.

El delito del desamor

El descuido a esta madre le ha valido 2 años de cárcel porque su delito se llama desamor. Sólo así se puede explicar que un año antes de la desaparición de la niña, una tía interpuso una denuncia porque ya sabía que  la habían intentado abusar.  Pero…

Pero no pasó nada.

Nada pasó ni en los Tribunales ni en la mente de esta madre.  ¿Cómo no actuar inmediatamente a favor de su hija?  El desamor dicta que así se hace. 

Si la madre hubiera puesto toda la atención que requería su hija, ¿Estaría Yerlin cursando su cuarto grado de escuela, riéndose en los recreos, whatsapeando con sus amigas, preparándose para ir a un paseo?

El papá de la niña asegura que también le advirtió del asunto a la mamá pero, advertir a veces no es suficiente, como en esta terrible ocasión.

Todo esto me deja un sinsabor.

Quisiera reescribir el cuento.

Que Caperucita Roja le diga a alguien que anda por el bosque y que se siente insegura. Que no es la única porque sus hermanitos están igual.  Que le cuente que su mamá tiene otras prioridades y que hay un hombre que ella deja entrar a la casa y ha intentado abusarla.  Que esta Caperucita llegue con su canasta de sueños intacta, sana y salva a la casa de alguien que la ame y la proteja.

Pero el cuento no es así.  Es de terror, de frío y de muerte.

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Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

5 comentarios

  1. Es triste que le pase esto una niña y mas por los descuidos de los que tienen el deber de potejer a estos angelitos y si no los cuida la madre entonces quien?

  2. Que razón tenes Lis, y que triste es ver que muchos nos hacemos a veces de la vista gorda ante estas y otras situaciones donde esta en riesgo la vida de un menor indefenso que no sabe como defender sus derechos, porque ni siquiera sabe donde empiezan. Ojala que cambiemos de pensamiento y amemos mas para poder ser mas humanos

  3. Priscila Gutiérrez Calvo on

    Muy triste realidad que se sufre todos los días.
    Soy mamita de tres, y no imagino uno solo de mis días sin ellos, sin asegurarme de que sienten seguros, amados, respetados y protegidos.
    ¿Cómo puede alguien simplemente no querer amar y proteger a quien tuviste en tu vientre?
    Imagino todo lo que esa pequeña pudo, con tan poquitos años, haber sufrido, y se me estruja el alma.
    Si estás con papito Dios, ya estás en los brazos amorosos que debiste haber tenido en esta tierra.

  4. Bueno, me parece que el padre también es responsable porque si la madre no hace nada (quien tiene el cuido personal) el padre tiene las herramientas legales para actuar, no esperar a que pase para lamentarse o decir “si, yo le avisé pero no hizo nada”

  5. Ruth Villalobos Matamoros on

    Lo más dificil de superar para cualquier ser humano es la confianza y la inosencia,porque estos sentimientos y valores son de las emociones primarias que tenemos,desde nuestra gestación y saber para un niño;que la persona que nos llevó en su vientre es quíen da la estocada,para ejecutar y orquestar todo un espectáculo de terror,para ella y sus hermanos,me preguntô ¿en quién pueden confiar estos niños sino en sus projenitores,¿de qué estamos hechos ?para ‘robar la insencia,la confìanza de estos indefensos niños,pues eran la niña y sus hermanos;creamén que ser niño en estos momentos,con padres así desvalorizados no es posible de soportar,me uno al dolor de la confianza perdida, a la insencia que les arrebataròn,que hoy como mañana,ayer y siempre repetimos y nos justifícamos en la victimización para escudar tan atròs crimen. El olvido es la máscara de la que nos vestimos en está sociedad confusa,entre tanto aparentar tener y no ser mejores seres humanos.