Acéptalo, no podemos cambiar a nadie más excepto a nosotros mismos.
No podemos tener el mundo ideal en la palma de la mano.
No podemos rodearnos de gente perfecta, porque no existe y no podés exigir lo que ni siquiera vos sos.
No podemos vacunarnos contra el dolor, porque más bien este nos hace fuertes.
No podemos cruzar puentes donde otros han construido muros.
No podemos obligar a nadie a que nos ame.
¡Acéptalo!
Sí podemos hacer un inventario de las bendiciones y concluirás con una sonrisa que no te alcanzan los dedos de la mano para contarlas.
Sí podemos abrir los brazos y sentir a otro que también nos quiere abrazar.
Sí podemos declarar que todo va a mejorar si nuestra mente lo cree y trabaja en eso.
Sí, somos lo que pensamos.
Sí podemos salir vivas de una desilusión y reconstruirnos.
Sí nos podemos conectar con el amor, con la esperanza, con la fe, en la medida en que lo busquemos.
¡Acéptalo!
A la vida se le acaban los milagros cuando dejas de creer en ellos.
Piensa, cree, declara, actúa. Acéptalo, la vida es un día a la vez.
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