Periodista: Wendy Arias./

Hace unos cinco años al encender el televisor, el noticiario estaba cargado de informaciones sobre la pandemia del H1N1(infección causada por un virus respiratorio), noticias explicando que hacer en caso de verse afectado, con recomendaciones para evitar el contagio, o bien dando a conocer sobre otro posible caso de gripe eran pan diario.

Mientras nos alarmábamos por la situación, Ana Yensi Rodríguez era una de las personas que vivía en papel protagónico, el temor de perder a un ser querido por aquella enfermedad desconocida, a su esposo.

Damos inicio a nuestro especial dedicado a los padres, hijos, sobrinos, parejas y demás hombres que rodean nuestras vidas, esos que muchas veces se niegan a ir al médico o a hablar, por defender el papel de fuerza que muchas veces les impone la sociedad, pero que también corren peligro ante una enfermedad.

“Mi esposo tenía unos días de estar como resfriado, pero pensábamos que era una gripe normal por lo que no quería ir al doctor. Un día ya no se podía ni levantar y aceptó revisarse. Primero diagnosticaron neumonía, hicieron una placa y dijeron que era H1N1. Yo solo escuchaba noticias feas sobre ese virus, no tenía mucha información, fue una noticia impactante”.

La peor noticia estaba por llegar. Don Eduardo Villalobos, requería ser internado de inmediato, pero el medicamento que necesitaba estaba agotado, tardaría tres días en llegar. Además, el centro médico no tenía espacio suficiente para ingresarlo. “Es un sentimiento de impotencia y miedo tan grande, él  estuvo en zona de triach que era la carpa blanca que estaba afuera del hospital, por aproximadamente ocho horas, no podía entrar al salón, literalmente tenia que morir alguien para entrara mi esposo, era la vida de alguien por la de él, son sentimientos encontrados inexplicables”.

Aunque fue difícil, así fue, murió un joven con VIH y don Eduardo fue internado. Su condición era muy delicada, requirió de respiración artificial y cuidados estrictos. Sin embargo, en contra de los pronósticos médicos solo estuvo internado por una semana y terminó su recuperación en casa. 15 días en su casa, pero aislado. Las paredes de su cuarto lo incomunicaban con sus hijos y esposa que solo ingresaba a la habitación a dejar la comida con guantes y mascarilla.

“El tiempo se me hizo eterno, estaba en mi casa, pero no podía abrazarle ni tocarle. El más pequeño de mis hijos en casa de mi suegra, los otros dos le hablaban a través de una ventana. Los vecinos me veían salir y me veían horrible, pensando que los iba a contagiar.

El día que Don Eduardo fue dado de alta, salió por la puerta de la morgue, ya que era la única salida permitida. Un lugar que vio salir sin vida a varias personas tras

“Hubo un enfermero que fue todo un ángel, el día que me lo entrego, me dijo: este es un milagro, muchos han perdido la batalla y el estuvo internado solo una semana. Este muchacho cuido de mi esposo, me permitía hablarle por teléfono para calmar mi angustia siempre, Eduardo nunca supo su nombre y debido al traje que usaban solo conoció sus ojos. Pero a él, a mi familia a mi grupo de oración y por supuesto a Dios le agradezco que hoy este con mis hijos y conmigo.

Tras un episodio de angustia esta familia de San Ana, hoy disfruta de seguir caminado de la mano y aseguran que no hay mejor tratamiento para una enfermedad que la unión y la fuerza de voluntad .

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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