Todos los días se le escucha cantar, basta escuchar su voz para saber que se trata de una abuelita, también se le puede ver con una Biblia en una de sus arrugaditas manos; eso sí, le cuesta escuchar y no es para menos, para cuando el calendario dijo es el 13 de mayo del 20015 doña Ofelia Castillo Rojas podía decir, yo tengo 100 años de vida.
Vive en Pérez Zeledón, su grado de lucidez es tal que recuerda dónde y cómo conoció a quien fue su esposo, cómo andaba vestido y lo que estaba haciendo cuando le vio por primera vez, igualmente recuerda los diez hijos que procreó con él. “El cumplió 20 en abril y en julio nos casamos, hasta con las patillas peladas, yo tenía 19 y tuve diez hijos pero también recogí dos niños más y sí, tengo 100 años pero ¿sabe? nunca le he reclamado a Dios porque todavía me tiene aquí” dice esta linda señora que tiene más de 130 nietos, cerca de 40 bisnietos y 6 tataranietos.
Ella ni siquiera sospecha que este sábado gran parte de esta numerosa familia se reunirá para hacerle una fiesta como la que ella pidió hace unos meses cuando la llevaron a un quince años de una de sus familiares, ahí dijo: “Si llego a los cien quiero una fiesta como esta, con mariachi y piñata”.
Cuando la revista Lizethcastro.tv habló con ella, doña Ofelia recordó muchos pasajes vividos: cuando estaba con su mamá, cuando tuvo que trabajar en oficios domésticos, cuando se fue para donde la tía Lola, cuando empezó a cocinar frijoles y moler maíz, cuando debió irse para San José y dentro de todo señaló una de las que cree es de las mejores enseñanzas que le ha dado la vida: “a mí me decían que hay que ser manso y no menso, pero no, hay que tener paciencia en todo”.
Y así con esta filosofía de vida doña Ofelia ha sido y es un ejemplo de lucha y tenacidad para los suyos. Precisamente fue Laura, una de sus nietas, la que le escribió a esta revista para hablarnos de su abuela: “ella es el bastión de esta familia, el ejemplo a seguir, lo digo yo que superé un cáncer de seno y es que me motivó su ejemplo, a ella le apareció uno en el estomago, y le hicieron muchas cosas hace cinco años, pero aquí está con 100 años de vida”.
Es con una de sus hijas, Soledad Rojas, con quien vive, fue ella quien nos comentó: “Aquí hasta los médicos se asombran, porque a ella ni hay que llevarla donde ellos, todos sentimos una alegría tan grande al verla como está”.
Cuando nuestra conversación había terminado no dejó de darnos su bendición, nos dijo con su linda, hermosa y pausada voz de abuelita la verdad que vive, disfruta y que le causa tanta alegría: “Que Dios lo bendiga y lo cuide y sí, todo mundo me quiere, no voy a negarlo”.