Imagínese esta escena: el mejor alumno de la clase diciéndole a la maestra que no puede seguir estudiando porque tiene que ir a coger café. Ver el pupitre vacío de aquel chiquillo al que la maestra incluso le recomendó: “No se salga. Usted podría llegar a ser periodista”. Pero la dura realidad fue que el niño llegó hasta quinto grado. Una cadena de frustraciones han acompañado a este señor que hoy sonríe, pero que en momentos de depresión ha pensado incluso en el suicidio. Hoy es un periodista autodidacta y por eso vende de casa en casa las revistas que él mismo hace.
Su vida de lucha y depresión
A sus 87 años, sentado tomando una taza de café y rodeado por las revistas que ha escrito a puño y letra desde 1984, don Servando Gutiérrez, cuenta entre risas, bromas y alguna que otra lágrima, lo vivido; un hombre de corazón noble que alguna vez estuvo tan triste, que pensó en el suicidio. En su tercer intento por quitarse la vida, solo logró enamorarse más de ella.
“Hace cuatro años, por una terrible depresión, una noche intenté matarme, no lo logré porque Dios se opuso, no lo permitió. Sufría por la muerte de mi esposa, el abandono de los hijos, la pérdida del poquillo de salud, del hogar y por tener que regalar a mi perrita “Chilindrina”. A causa de estas desgracias, me puse a maldecir tan infausta suerte. Ah, pero surgieron de la nada buenas familias y amigas quienes lograron que yo como el Ave Fénix, me levantara de las cenizas. Hoy me sonríe la vida y trato de vivir contento, con la felicidad que sienten las aves del cielo en la madrugada de un nuevo día”.
Una lágrima corre por la mejilla de don Servando mientras da un sorbo al café, hace una pausa, y alega: “qué rico es el café”, sonríe como quien ha desahogado el alma y continúa narrando su vida, esa a la que compara con una montaña rusa: “Tiene sus altibajos, pero es nuestra elección gritar o disfrutar del viaje”.
De lo que tengo, ayudo
“Soy feliz ayudando a los pobres, he sido voluntario de muchas causas, me encanta colaborar con el que no tiene. Trato de vivir contento, bailo, canto, jodo a la gente, tengo amigos por todo lado, en donde quiera hay un saludo y si, también he sufrido, pero gracias a Dios y a la Virgen Santísima siempre me he levantado. Crecí en una casa de paredes de bahareque, piso de barro y estufado de hueco, mi padre era zapatero y mi mamá se quebraba la espalda al pie del piletón, es decir, lavaba ajeno –aclara entre risas-.”
Este oriundo de Guadalupe, ha trabajado como jardinero, pintor, trasportando almuerzo o como chofer. No obstante, hay un oficio que siempre le ha caracterizado, el de comunicar y enamorar con cada uno de los párrafos que componen sus artículos. Don Servando, tiene un amplio conocimiento en historia, arte o literatura; narra con facilidad y detalle la crónica de los edificios y rincones de su cantón o nuestro país, así como su desarrollo en el pasar de los años. Es precisamente esto lo que ha plasmado en las 17 ediciones de sus revistas impresas, publicadas en los últimos 32 años.
Mis revistas son mi vida
“Me gusta compartir con todos los que me leen un poquito de lo que ha vivido este viejillo guapetón -risas-. La primera revista se publicó en blanco y negro, la más reciente el año anterior a color. Los negocios se anuncian y yo escribo todos los textos a mano. Como todo ha cambiado, mi buena amiga Nidia, me digita los textos en computadora, no le quita o pone nada, solo digita en la máquina, ya luego voy a la imprenta. Se imprimen más de 1000 revistas en cada edición, las vendo yo mismo de casa en casa y otras las regalo”.
En cada página de estos libretos, se leen distintas historias sobre Guadalupe, fútbol o travesías, incluso se encuentra una sobre su nombre; hay diferentes semblanzas, agradecimientos, memorias dedicadas a amigos, chistes e incluso ilustraciones que trasportan al pasado de nuestro país y su evolución en los años. Al hablar, este hombre risueño y bromista, transmite sabiduría, experiencia, humildad y cariño a la vida.
En las mañanas visita “el campo santo”, para orar frente las tumbas de las dos mujeres que más ama, su madre y esposa, a quienes ha dedicado algunos artículos cargados de amor. Vive en una pequeña y hermosa casa decorada con un sinfín de fotografías de Guadalupe a través de los años y esta planeando la próxima edición de su revista titulada: “Lindo era el pueblo mío”.
Periodista Wendy Arias.
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1 comentario
Gracias a Dios por los cuatro intentos fallidos de acabar con su vida, Dios le dio oportunidad tras oportunidad para encontrar en detalles simples o majestuosos, lo divino de vivir. En ocasiones con poco, en otras con mucho pero nunca sin algo que apreciar. Su gran don lo acompaña, el de transmitir, de comunicar y de ser útil a la sociedad. Muchas bendiciones Señor Servando.