Hace tres años, gracias a Daniel León, muchos nos enteramos que un niño a los 11 años ya podía sumar 150 transfusiones de sangre, de otro modo, hubiera muerto.
También, gracias a Dani supimos como ticos que si unimos fuerzas, el camino difícil se vuelve un poco más sencillo de recorrer.
En 2017 Dani fue el centro de un movimiento de solidaridad tan poderoso en el país que logró lo casi imposible: se sometió a un trasplante de médula ósea sumamente especializado, que solo en Estados Unidos se lo hacían.
Hoy, a sus 14 años vive como cualquier joven de su edad pero además dedica su vida a impulsar la fundación que surgió gracias a su experiencia de vida.

Dani recibió su transplante de médula en 2017
Una vida que dependía de un millón de dólares
Recordemos un poco: Dani, fue diagnosticado antes de los dos años de edad con aplasia pura de la serie roja, una enfermedad que le impedía la producción de glóbulos rojos.
A los once años, tras una vida en medio de inyecciones y transfusiones de sangre, la medicina costarricense se quedó sin opciones. Pero en Estados Unidos, existía la posibilidad de realizar un trasplante de médula ósea, con una inversión de un millón de dólares.
La familia no contaba con el dinero, sin embargo, si un millón de ticos donaban un dólar, el tratamiento sería posible y nació la campaña Un millón de Corazones por Dani.
Los costarricenses dijeron presente! y en 2017 Dani, sus padres Zaida Calvo y Alex León, y su hermano Kendall, viajaron para encontrarse con aquella oportunidad de vida.
En agosto de ese año, el niño fue sometido al trasplante, permaneció un año fuera de nuestras fronteras y ya suma dos en territorio nacional.

Dani y el donador se conocieron en Estados Unidos
¿Qué ha pasado en estos tres años?
En lizethcastro.tv conversamos con doña Zaida, ella nos cuenta: “Son tres años que en términos generales han sido muy buenos. Al ser trasplante de médula ósea, puede manifestar reacción en cualquier momento y lo ha hecho en hígado y piel, pero la evolución es buena. Dani es un típico adolescente que cursa el octavo año de colegio, le encantan los videojuegos, compartir con sus perritos y bromea mucho con su hermano. Verlo crecer, es soñar en un futuro que antes no era un panorama claro”.
Curiosamente, cuando ya regresaron al país, cuenta su madre, “Lo más difícil fue el regreso, sin un colón en la bolsa y empezar de cero, pero hemos podido salir adelante y ver a mi hijo bien vale todo y más”.
El COVID-19 sólo ha impedido una cita
La pandemia no ha sido un cambio drástico para Dani, pues es un joven acostumbrado a los estrictos cuidados de la salud. Incluso, como decíamos el uso de la mascarilla no fue algo nuevo para quien ha portado una desde sus primeros años de vida.

Hoy Dani cursa su octavo año de colegio y tiene una vida normal
Lo único que ha cambiado el COVID-19 fue una fecha para viajar a una cita de control en Estados Unidos (tiene una anual por cinco años), sin embargo, su atención en el Hospital San Juan de Dios, cada dos meses, indica que no es un tema urgente.
“Dani ha estado aislado mucho tiempo, por lo que no ha sido algo nuevo. Recibe clases virtuales en casa y sus compañeritos también, entonces no es diferente para él”, dice su madre.
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En septiembre anterior, la familia celebró en una reunión virtual los tres años del trasplante que marcó el inicio de una nueva etapa. En ella estuvo presente Douglas, el donador estadunidense de la médula ósea de 30 años de edad. Actualmente, Dani sigue al pie del cañón con la fundación: “Sonríe Conmigo” creada con Sofía Escalante, la joven que luchó contra una leucemia mieloide aguda. Juntos buscan facilitar la opción de realizar trasplantes de médula ósea en Costa Rica”. Puede conocer más en http://www.fundacionsonrieconmigo.org/
“Escucharlo sonreír es la mayor alegría. Es un milagro de Dios, nunca me cansaré de agradecer a todos los que donaron y se unieron en oración. Con la fundación queremos devolver un poquito de tanto”, concluye esta madre con el corazón agradecido a todas las personas que mostraron que la solidaridad nos lleva a recorrer la vida llenos de esperanza.
Periodista Wendy Arias