Con 24 años de edad, Nuria recibió de su papá la noticia de que está a punto de perderlo todo, está en quiebra. La jovencita se envalentona y empieza a luchar para recuperar los sueños rotos de su padre. Casi 20 años después ella nos da esta entrevista con una gran sonrisa, porque los guerreros tienen ese orgullo de haber librado batallas que han ganado. El Banco Nacional apoyó a esta mujer con un préstamo y hoy hasta su hijo es parte de su empresa. Este es un extracto de la conversación con Lizeth Castro.