Periodista: Wendy Arias/

Desde los cuatro años de edad, Paula Chinchilla dejó a un lado los postres cargados de azúcar por unas cuatro inyecciones para controlar el nivel de azúcar en su sangre. Ella fue diagnosticada con diabetes tipo 1, (padecimiento autoinmune que se da con mayor frecuencia en niños y adolescentes, sin una causa especifica).

“Al principio fue difícil acostumbrarme, sobre todo porque hay discriminación, en las fiestas de mis amiguitos, me veían raro, porque no comía lo mismo que ellos. Incluso hubo una etapa en la adolescencia, en la que me daba cierta vergüenza hablar con total confianza por temor a que la gente se asustara o me tratara diferente. Es normal el proceso de susto o negación, pero es solo una etapa que se supera”, afirma.

A pesar de que tuvo que pasar por un proceso de aceptación y aprendizaje, Paula se educó hasta saber controlar la diabetes tipo 1. Dejó a un de lado los comentarios negativos y empezó a disfrutar, sin temores pero con disciplina. Eso sí, toda su familia formó parte del proceso; su madre fundó un proyecto de repostería sin azúcar, que un principio era para velar por salud de su hija, pero que hoy, es la opción de muchos niños y jóvenes con el padecimiento.

“La diabetes no es sinónimo de amputaciones o de ceguera, es un estilo de vida. Debemos comer saludable, hacer ejercicio y cuidarnos, y eso no es malo, al contrario. Lo más importante es informarse, pero no solo el niño, la familia también. Debemos dejar de lado el mito de que no podemos hacer muchas cosas”.

Actualmente, esta joven de 22 años, no solo controla con responsabilidad la diabetes; también asesora a quienes recién reciben el diagnóstico. Desde hace cuatro años realiza campamentos para niños y jóvenes con edades entre los 10 y los 17 años. Uno de estos, será este viernes, sábado y domingo en Roble Alto de Heredia; donde unos 70 niños, aprenderán junto a psicólogos y nutricionistas que la diabetes tipo 1, no es sinónimo de limitación, mucho menos deben ser objeto de exclusión o discriminación en ningún ámbito de la vida. No son “gente rara” sino personas con plena facultad para realizarse.

“Hace un tiempo fui a un campamento en Argentina sobre diabetes, me traje todas las ideas y empecé a hacerlos en nuestro país con un grupo de jóvenes líderes que pasaron por lo mismo que yo. La clave es aceptar e informarse, tener claro que la diabetes es un estilo de vida y que debe haber disciplina. Los niños comparten con más chicos y aprenden que no son raros”. Concluye esta futura nutricionista, quien asegura, que le gustaría ejercer su profesión con niños y jóvenes con diabetes tipo 1.

Si su hijo ha sido diagnosticado con este padecimiento, usted puede informarse y capacitarse de la mano con él, en la Asociación día vida pro diabéticos al 2234 –7140.

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

Comments are closed.