66 años enamorado de su trabajo, dando vida y color a la cultura costarricense.
Con tan solo ocho años empezó a hacer sus primeros dibujos típicos y fue a los 12 años cuando pintó una pieza que hoy, 62 años más tarde Don Braulio Salas Fernández recuerda con la misma ilusión.
“Mi papá me encomendó la tarea de pintar una carreta, estaba emocionado, duré una semana pintándola, mi mamá me mandaba a comer y yo ni eso quería, era mi primer trabajo importante. Me pagaron con un billete de cinco colones, fui al mercado y me compré un pantalón celeste y una camisa, yo me sentía millonario” recuerda mientras da una vuelta semejando que modela.
Sus primeros pasos en pintura típica los dio en el taller de su papá, donde también vendían madera, arreglaban maquinaria y mejoraban muebles y carretas.
“Bully” apodo que le puso su maestra de la escuela por ser muy bullicioso, cuenta que llegó hasta segundo grado, ahí se retiró para empezar a trabajar. Unos años más tarde concluyó el sexto grado en el Colegio Nocturno de Puriscal. “Éramos 20 hermanos , teníamos que ayudar con los gastos”.
Este puriscaleño ha plasmado sus bellas creaciones en yugos, carretas, muebles, calabazas, rótulos y todo aquello que necesite llenarse de vida.
A sus 74 años sigue enamorado de su trabajo y entre chiste y chiste cuenta que no tiene pensado retirarse. “Me fui a trabajar un tiempo en seguridad y he hecho otras cosas, pero a mí esos trabajos no me gustan, a mi lo que me gusta es hacer colochos”.
Esto se está perdiendo, ya nadie pinta y yo quisiera que alguien se interese. Hago todo tipo de flores y adornitos pero eso sí, todo con un orden, pintar es mi vicio”
El sentido del humor es característico en don Braulio, quien en setiembre anterior recibió un reconocimiento en su cantón por ser pieza fundamental de la cultura nacional.“El trabajo me persigue, no tomo, no fumo y no juego, pero eso sí, me gustan mucho las mujeres” asegura este artista, con una sonrisa pícara.