Periodista:  Wendy Arias.

Llegó silencioso y sin avisar. Puso a prueba su gran fortaleza.

El diagnóstico era claro: se trataba de cáncer de cérvix. Una noticia que caía como balde de agua fría a aquella mujer de 26 años, estudiante de enfermería, trabajadora, casada desde los 16 años y madre de cinco niños, dos de ellos con limitaciones físicas.

Ella es doña Rosa Quirós.

“Fue muy duro, pensaba en mis hijos que estaban pequeños, mi exesposo, no iba a ser mi apoyo, estaba ausente, porque tomaba mucho. Tenía miedo, pero me dije, yo no me quiero morir todavía, yo voy a luchar lo que tenga que luchar y que Dios me ayude.  Mis hermanas y mi papá me apoyaron, mis hijos fueron mi fortaleza y sobre todo mi fe en Dios. Estuve dos años con quimioterapia, cobalto y  tratamientos groseros,  aun así le daba pecho a mis hijos más pequeños y me decía, tengo que vivir”.

Doña Rosa, le ganó la partida al cáncer, terminó su carrera en enfermería y no satisfecha,  estudió medicina. Sin embargo, cuando las cosas parecían tornarse mejor, un aneurisma en su cabeza la volvía a poner en pie de lucha.

“Debido al aneurisma me dieron dos infartos, entonces el Colegio de Médicos no me permitió colegiarme, no pude ejercer ninguna de mis dos carreras. Me pensioné joven por lo mismo, yo trabajaba como asistente de pacientes en el Max Peralta de Cartago. Me sentí triste porque yo quería trabajar y ejercer, pero luego me puse de pie  y me sentí satisfecha, porque terminé las carreras que empecé”.

Unos años más tarde, la vida se encargó de volver a poner a prueba su valentía. El cáncer volvió, esta vez en la tiroides.

“Es que el cáncer la tiene contra mi”, dice entre risas. “Pero yo soy más fuerte que él y hace 12 años que me curé. El secreto está en creer en una misma, en apreciar las palabritas de aliento de la gente y en confiar mucho en Dios”.

La capacidad de lucha contra las enfermedades no es la única característica de esta cartaginesa. Dar amor y una mano amiga, también es su don. Doña Rosa duplicó su número de hijos y adoptó a cinco jóvenes que carecían de protección.

 “Si tuviéramos un vientre en el corazón no habrían niños sin mamá, todos deberíamos adoptar. La vida me sonríe en cada uno de mis hijos”.

Actualmente, Doña Rosa tiene 60 años, estudia trabajo social, es estilista,  madre de diez hijos, el menor tiene 16 años.  Abuela de cinco nietos y bisabuela de cinco niños. Tiene cuatro años de haberse dado otra oportunidad con su actual pareja y sigue cargada de ganas de vivir.

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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