La fe fortalece la esperanza de aquellas causas que muchos llaman perdidas.

Fue justamente la fe la que sostuvo el anhelo de Katherine Araya, para continuar un embarazo al que los médicos recomendaban poner fin.

Cáncer y Embarazo, no compatibles

Katherine tenía cuatro meses de llevar a su hija en el vientre, sabía su sexo e incluso el nombre, cuando le diagnosticaron un posible cáncer de cérvix.

La decisión era crucial y tenía que tomar uno de dos caminos: se ponía fin al embarazo y recibía quimioterapia o continuaba el embarazo, el cáncer avanzaba y moría al dar a luz.

Ella nos cuenta: “Tenía que hacerme una biopsia, porque si no el cáncer iba a avanzar mucho. Fue un momento difícil, era quitarle la vida a mi hija para salvar la mía. Mi esposo, mi familia, los médicos, todos decían que debía abortar, pero yo no quería”.

Una oración a las puertas del quirófano

La decisión se tomó y llegó el momento de la intervención quirúrgica, todo estaba listo para terminar con la vida de la bebé y dar inicio a la quimioterapia.

Sin embargo, con la “bata verde” puesta, ella se retractó, elevó una oración que brotaba desde lo más profundo de su corazón y salió.“Me dije: voy a intentarlo, de la mano de Dios, voy a intentarlo”.

Katherine oró y decidió seguir con el embarazo

Continúa: “Salí de aquella sala de hospital y le dije a mi familia “nos vamos, porque no voy a abortar”.

Firmé los papeles en los que exoneraba de responsabilidad a los médicos y seguí con el embarazo. Mi esposo me tomó de la mano y aún con temor a perderme, me apoyó”.

Y la fe hizo el milagro

“Diosito es tan lindo, que cuando Ashley nació y me hicieron los exámenes para aplicarme el medicamento, no había cáncer ni ningún signo de él. Mi hija tiene 15 años y cada vez que la miro, pienso en lo poderosa que es la oración. Nunca pensé en mí, solo en ella, no podía quitarle la vida a ese fruto de amor, para el que Dios tenía un propósito”.

Desde que tenía seis años, Ashley, la hija de Katherine, sirve como ministra lectora en la Parroquia de Ipís. Fue ella quien tuvo la iniciativa y fue la primera niña de su comunidad en lograrlo.

Abrió paso a un gran número de niños más, que actualmente sirven como ministros lectores en este lugar; uno de ellos su hermano, Andrés, diagnosticado con el Síndrome de Asperger (trastorno dentro del espectro autista), cuando empezaba la etapa escolar.

Una segunda prueba

Andrés llegó cinco años después que Ashley, es un niño muy talentoso, el embarazo fue normal, su desarrollo también lo es. Sin embargo, cuando recibimos el dictamen, la fe nos dio el soporte para enfrentar la situación, pues no sabíamos qué era, no teníamos nada de información. Nos formamos y  tomamos la mano de Dios. Por eso yo siempre digo: confiemos al 100% en Él, en su misericordia, Él conoce nuestros sentimientos”.

Katherine, ve en sus hijos, el reflejo de un corazón que refugiado en la fe, fortalece la esperanza de sobrellevar todas las circunstancias que vive, incluso, las que para muchos ya están perdidas.

Periodista: Wendy Arias

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

1 comentario

  1. En mi familia estamos pasando una similar situación…durísimo, pero el tiempo de Dios no es lento ni rápido, es perfecto! Creo en los milagros los he vivido en carne propia…los designios de Dios son extraños y perfectos…esta historia es una señal del Cielo 👐