Queda en San Rafael de Heredia. La casa de Sofía Escalante brilla como ninguna otra, pese a que no hay un árbol de Navidad ni luces puestas. De hecho, sacar los adornos no puede ni debe ser parte de este Diciembre. Sofía, a sus 11 años, acaba de protagonizar un trasplante de médula ósea en el Hospital San Juan de Dios que sumerge a la familia en una dinámica de cuidados extraordinarios que debe tener, incluido evitar el polvo que pueda salir de los propios adornos navideños.
Según su madre, Angélica Gutiérrez, los tres meses próximos son claves para el éxito del trasplante. Debido a que Sofía ha reaccionado de forma exitosa al procedimiento que se le siguió para poner fin a una leucemia agresiva que volvió hace poco a su cuerpo, una buena noticia llegó de manera prematura a este hogar: los médicos le dieron permiso a la niña para estar en casa, lo que significa que pasará la Navidad, el Año Nuevo y su cumpleaños en el hogar que tanto añoraba.
“Es que sólo estar en casa ya es lindísimo. El día que me dieron la salida del Hospital, llegué y mi hermano no sabía. El le había pedido a Santa de regalo que yo pudiera estar ahí para el 24. Y le hice una broma con Mami como que lo estábamos llamando desde el Hospital y en eso se dio cuenta de que yo lo llamaba desde el cuarto mío y nos abrazamos”, cuenta Sofia.
Ya han pasado dos noches en las que esta jovencita pone en la noche su cabeza en la almohada de su cama, y ella le cuenta a lizethcastro.tv “Yo no me siento diferente. O sea, claro que después del trasplante cambian cosas, hasta mi tipo de sangre cambió (ahora es del mismo tipo que su madre, que fue la donante). Pero las ganas de vivir en mí siguen, sé que tengo un propósito y quiero decirle a los demás que Dios es tan grande”.
Dos días antes del trasplante, Sofia recibió la noticia de que su mejor amiga había fallecido con 13 años de edad y tras luchar, igualmente, con una leucemia. “Mi mejor amiga es mi motor. Ella se fue pero siempre quizo que yo lograra todo lo que ella no. Mi familia me inspira pero mi amiga, que se llamaba como yo, Sofi, es mi ángel, mi motor, me hace más fuerte”, indicó esta niña que sólo tiene sonrisas para la vida y las comparte cada segundo que puede aún cuando no haya árbol de navidad este año, pero hay sueños que son los que en realidad deben brillar en cada casa. “No importa que este Diciembre no haya adornos, estamos aquí juntos, mi familia y eso es lo que importa”, concluye.