En Buenos Aires, Argentina están a 4 grados. Federico “Kiko” Robles atiende nuestra llamada y va cruzando una calle. Nos responde con ese chorro de voz vital que siempre ha tenido y nos ponemos de acuerdo para hacer la entrevista telefónica. Sé que va a ser una conversación interesante porque con Kiko es imposible aburrirse. Y en efecto, hablamos de todo un poco incluidas esas decisiones drásticas de recomenzar la vida en un país ajeno al suyo, encontrar la paz que perdió algún día y darle rienda suelta a un sueño que había dejado en pausa: ser piloto.
¿Hace cuánto te fuiste de Costa Rica?
Fue en el 2014. Un año entero, antes de irnos, la teníamos bien difícil y vivimos como “prisioneros” en nuestra propia casa. Ahorramos y no salíamos ni a la esquina, ni al cine, ni al supermercado, ni a ninguna actividad. Había muchos problemas y mi mujer y yo empezamos a pensar que lo mejor era irnos y recomenzar la vida y si queríamos irnos había que ahorrar y cuidarnos el uno al otro.
Contextualicemos: Kiko Robles fue el protagonista de una historia llena de drama que fue portada de periódicos y ocupó muchos minutos de la televisión criolla costarricense. Kiko se da cuenta que su hijo, no es su hijo, gracias a una prueba de ADN. Su ex esposa sale a la prensa diciendo que él siempre lo supo. El asegura que no; se aferra al respaldo de la prueba científica y aunque no se arrepiente del gran amor que él –y su segunda esposa, Ana- le dieron a Sebastián, este guión escrito por la realidad, fue una pesadilla. Paralelamente, su esposa planteaba una demanda por hostigamiento sexual contra su ex jefe en la empresa donde era Gerente. El panorama lucía cuesta arriba.
Kiko, ¿Cuánto pesó en la decisión de irte, toda tu situación legal con tu hijo?
Mucho porque incluso cuando todo eso pasó, ni mi familia daba crédito de lo que estaba ocurriendo. Fue muy desgastante porque los medios me preguntaban, la mamá de Sebastián salía diciendo cosas y era sumamente cansado.
¿Sebastián sigue con tu apellido?
Sí claro. A pesar de que el ADN indica que no es mi hijo, no ha sido posible quitar el apellido, es un juicio que sigue pendiente. En cambio me sometí al escrutinio público, demandas de la mamá de Sebas, insultos hacia mi esposa. Un día fui demandado por mi ex esposa por agresión y ella dijo que los hechos habían ocurrido a tal hora y yo justamente a esa tal hora estaba trabajando en el Canal (Kiko era el presentador del programa Combate de Canal 11), o sea era imposible que yo estuviera en dos partes a la vez. Entonces, ir a defenderse, probar las cosas, salir bien y esperar la próxima demanda…Todo ese proceso era muy cansado. Además, los amigos se borraron de la noche a la mañana. Ana María y yo estábamos solos.
¿Cuando deciden irse del país, qué hicieron con todo lo que tenían?
Vendimos la casa. Y luego, todo lo que había en el interior, todo fue donado a una Iglesia en Betania, Sabanilla. Unos pocos cuadros los mandamos para Uruguay –es el país de origen de su esposa-.
Cuenta Kiko que de Costa Rica se fueron para Europa, a Suiza. La idea era instalarse en la frontera entre Suiza y Francia donde vive la hermana de su esposa. Kiko
¿Y qué pasó?
Era muy duro porque uno no conoce el idioma, jamás había manejado en una calle sobre hielo, todo era nuevo, había que adaptarse hasta al frío. Pero entonces surgió la posibilidad de una beca para retomar mis estudios de Aviación, ese es mi sueño. Yo estudié para ser piloto en Costa Rica pero no terminé. Así que me ilusionaba muchísimo retomar esos estudios porque quiero ser piloto. La beca es en Argentina y se dio.
Kiko y su esposa decidieron devolverse a Uruguay. En 15 días sacó su cédula de Uruguayo y al llegar a Argentina, como ambos países pertenecen al MERCOSUR, le extendieron la cédula argentina.
Ninguno de los dos considera que esté viviendo un “mientras tanto”. Ya se asentaron en América del Sur y viven la vida que tanto anhelaban. En palabras de Kiko: “Seguro una mujer agredida cree que es normal sentirse mal. Así nos pasaba a nosotros y luego, al salir de C.R. nos dimos cuenta de que no. Ahora todo es distinto, tenemos paz”.
Kiko, con todo lo que has vivido, ¿cuáles son las cosas verdaderamente importantes?
Mirá, yo diría que estas: La estabilidad emocional no tiene precio. Otra, hay un doble discurso en Costa Rica que tiene que acabarse. Otra, aquí en Argentina no hay doble moral porque la gente te dice en la cara que sos un “hp porque no me gusta esto o aquello” y no hay problema, luego te dan un abrazo. Algo más, aquí se vive en solidaridad. Y definitivamente algo importante: el valor de la amistad. Me acuerdo que en casa yo hacia muchas fiestas y todo el mundo llegaba. Y aquí sabés quien es conocido y quien es amigo. Y agrega: “Y por supuesto, tengo una mujer espectacular que me aguanta y viceversa. Estoy en paz”.