Ni el cuarto, ni la mesa, ni la lámpara, ni el papel… No queda nada del lugar sagrado donde Jonathan dibujaba; qué va de dibujar, este joven de 22 años vuelca el alma en cada trazo. Sin embargo, las manos de la Tormenta Nate, llenaron todo de lodo.

 “En un bolsillo echamos alguna ropa y yo eché algunos lápices, pero no había tiempo de nada más”, recuerda con voz nostálgica.  Vive con su mamá Petronila Duarte en Cañas, Guanacaste.  “La casa está más altita que las otras casas,  entonces creímos que talvez podíamos quedarnos. Teníamos miedo de que nos robaran.  Pero en eso todo era agua y agua y agua; viera qué terrible, no paraba el agua…Tuvimos que irnos

Dibujos de la tragedia

La Escuela de Cañas es ahora su techo, pero no hay hogar. Convivir con 170 personas más es difícil.

Si antes Jonathan reservaba la noche para dibujar, ahora no lo puede hacer. “En este albergue hay reglas y uno las tiene que respetar. Después de las 10 de la noche todo el mundo debe dormir. No hay luces encendidas después de esa hora”, me comenta.

Escuchándolo pienso que primero él rescató algunos lápices pero hoy ellos lo rescatan a él. Estas son algunos de sus dibujos.

Jonathan pudo rescatar algunos lápices y dibujar desde su colchoneta

Jonathan pudo rescatar algunos lápices y dibujar desde su colchoneta

La colchoneta en la que duerme le sirve para recostarse y sus piernas son el escritorio. Le han regalado algunas hojas blancas y ahí el artista se vuelve a engrandecer, porque hay cosas que nos pertenecen y nadie las puede enlodar ni robar.

Jonathan vive junto con unas 170 personas en albergue de Cañas, tras Nate

Jonathan vive junto con unas 170 personas en albergue de Cañas, tras Nate

 “Al volver a tomar un lápiz con mi mano y sentarme donde estoy, me concentro y no hago más que pensar en todo lo ocurrido. Pienso que de esa manera puedo sacar de mi mente todo lo duro, lo que jamás había vivido”, señala. 

Jonathan vive por el momento en el albergue de Cañas, Guanacaste

Jonathan vive por el momento en el albergue de Cañas, Guanacaste

Jonathan no olvida las escenas de familias “atrapadas“ subidas en los techos, con ojos de angustia.  “Incluso al frente de esta escuela que se convirtió en albergue, había gente que no podía cruzar, subida en los techos…Uy no, eso fue demasiado difícil”, dice.

La que la tormenta Nate no se llevó

Desde joven, Jonathan trabajó para aportar a su casa –era empleado de una fábrica exportadora de pescado- y por eso ahora a sus 22 años asiste al colegio nocturno y está terminando su noveno año.  Vive de lo que gana vendiendo retratos.  “El arte es lo que amo hacer”, dice sonriendo.

Jonathan sueña con poder compartir sus dibujos en una galería, en algún momento de su vida

Jonathan sueña con poder compartir sus dibujos en una galería, en algún momento de su vida

El sabe que esto es temporal, las alas de sus sueños siguen planeando ahora un nuevo vuelo: “Yo ahora más que nunca quiero comenzar otra vez, no importa empezar de cero, pero con más impulso.  Jamás pierdo la esperanza.   Sueño con ver mis dibujos en una galería y que mi firma sea reconocida.”

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

3 comentarios

  1. Pilar Ramón on

    Esa actitud es digna de reconocimiento. Que este evento permita que muchas puertas se abran para este joven cañero. Adelante!

  2. Thais Barrantes Fajardo on

    Hola, Lizeth, bendiciones
    Este joven llegó a la escuela dónde trabajo junto con otros albergados, y mis compañeras y yo lo encontramos en el rinconcito del aula dibujando y nos narró que todos sus recursos para trabajar el.río se lo había llevado y con gran tristeza nos decía que quien le puede ayudar para volver a empezar, que necesita cuadros, papel y lápiz, porque con sólo su don, le sería difícil, será posible que a través de ti una persona influyente le puedas ayudar, alguna empresa que le facilitará los materiales para su taller. Sería una gran bendición.