Periodista Wendy Arias/.

Fue una tarde de elecciones colegiales cuando la vida cruzó sus caminos. Asistían al mismo colegio pero nunca antes se habían visto. Aquel día, ella llegaba un poco tarde a emitir su voto y ante la gran fila, preguntó si alguien la “colaba”. El se ofreció y fue así, como la casualidad, los hizo conocerse. Aquél gesto inofensivo marcó sus vidas, ella fue su primera novia y él fue su primer novio. Hoy suman 25 años de casados y 30 de caminar juntos.

El ex jugador y ex técnico nacional, Javier Delgado y su esposa, Nayubel Rodríguez, nos relatan su historia de amor.

“Él estaba en la sección 11-2 y yo en la 10-2, por eso nos tocó votar en el mismo grupo. Nunca antes lo había visto, ese día nos “coló” a mi amiga y a mí, dije gracias y ya. Luego, cada vez que me lo topaba en los pasillos, le decía a mi compañera: mirá el muchacho que nos coló, pero nada más. De repente ya cruzábamos miradas; más tardito, ya hablábamos mucho; sin premeditarlo ya salíamos, nos llevábamos bien y de repente yo iba a verlo jugar voleibol. Sin darme cuenta ya me gustaba, nos gustábamos. En un recreo me pidió que fuéramos novios, no nos habíamos dado ni un beso; acepté. Entré al aula con el corazón que se me iba a salir del pecho de la emoción”, recuerda Nayubel entre risas.

Así inició aquel noviazgo de cinco años. Hablaban de casarse, sin embargo no había fecha, pues ella estaba estabilizándose en su trabajo y él acaba de renunciar a su empleo para abrirse camino en el fútbol, no obstante, la sorpresiva noticia de que ella esperaba un bebé los hizo decidirse más rápido.

“Casarnos era un proyecto, ya teníamos una casita, refrigeradora, lavadora y otras cosas, pero aún no dábamos el paso porque queríamos estar más estables. Nos embarazamos, así lo quiso el Señor y fue así como nos animamos más rápido; en cuestión de dos meses ya teníamos todo listo. Fue rápido, pero hermoso. Es la mejor decisión que he tomado, soy feliz”, dice Nayubel.

“No me equivoqué, le apunté bien-dice Javier con una sonrisa-. Al principio yo no tenía las agallas, creía que no me iba a hacer caso, hasta que me animé, me siento afortunado de que me haya mirado. Ella fue mi única novia oficial y no puedo estar más feliz de tenerla como esposa”. afirma este hombre que da gracias cada día por su matrimonio.

Los años han pasado y con ellos la experiencia. Lejos de deteriorarse, el amor se ha fortalecido. Con un tanto de dedicación y otro tanto de tolerancia, aquél joven matrimonio suma 25 años y tres hijos: Ariel, Nicol y Adrián. Tanto Javier como Nayubel, aseguran que la clave ha sido el compromiso, la confianza y el respeto. No dudaron, en describirse el uno al otro.

“Mi esposa, es una gran mujer, es parte fundamental en mi vida y la de mis hijos, la admiro, me da confianza y apoyo. Tiene un carácter fuerte pero dócil a la vez. En momentos en los que he estado fuera de casa y del país por mi trabajo, siempre ha sido paciente. Nayubel no está detrás, sino al lado mío”. Indica Javier.

“Javier es bromista, siempre busca la forma de hacerme reír, con cualquier ocurrencia de esas que uno dice: ay no, pero me hace reír. Debo confesar que es más detallista que yo, por ejemplo de la nada me sorprende con un mensaje romántico. Sigo tan enamorada, como el primer día, más enamorada, porque ahora lo conozco. Se pude decir que crecimos juntos, maduramos juntos. Llegamos unidos a los veintes, a los treintas, a los cuarentas y ya casi a los cincuentas – risas-. Todos los días le pido a Dios envejecer con él.

Estos vecinos de Heredia afirman que, como todas las parejas, han tenido momentos difíciles pero no hay que dejarse vencer ante una diferencia.

“Diferencias, si, como todas las parejas, pero es cuestión de saberlas llevar, de enamorarse todos los días, de ser compañeros”, asegura el ex técnico nacional.

“Claro que hemos tenido diferencias, no es fácil aprender a convivir con otra persona. Cuando uno se casa debe estar seguro, debe haber amor, compromiso y dar todo. Hay que asumir un rol, en el matrimonio cada uno tiene su rol, pero debe ir en la misma dirección” indica Nayubel.

Javier no sabía que aquella joven a quien estaba colando en la fila del cole, sería a quien incluiría en su vida para siempre como novia, esposa, madre de sus hijos y compañera de vida. Nayubel, no sabía que aquél jovencito que vio por primera vez cuando iba a votar, sería el mismo al que vería cada día caminar de su mano, como novio, esposo, padre de sus hijos y compañero de vida. Pero así fue, y hoy, ambos están más seguros que nunca de que quieren seguir juntos el resto de sus días.

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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