¿Cómo era el mundo antes de Google o como dicen los chiquillos ahora San Google, es más cómo era antes de las computadoras?
Asi era, en los ojos de doña Nidia Calvo, una maestra que durante 31 años se dedicó a niños de primero, segundo y tercer grado.
Un mundo de tiza y pizarra
“Soy de la era de la tiza, la pizarra y el diario de clase, -ay mi diario de clase- exclama mientras mira a uno de ellos y explica: aquí anotaba todo lo que iba a enseñar a mis niños cada día. Ser maestra no era solo enseñar a leer y escribir, iba más allá. Cuando un niño entraba al salón, revisábamos las uñitas, las orejas, el uniforme, que llevaran cepillo o pañuelo. Enseñábamos hábitos de cortesía e higiene. No nos molestaba hacer eso, nos encantaba”, recuerda.
El mundo donde existía “¿QUE?” y no “Q?”

Un mundo sin Google era descubierto por los niños
Esta maestra pensionada de 71 años de edad, afirma:
“Lo que más extraño es que los niños aprendían a escribir bien, con buena letra, redacción y ortografía. Leían, se desenvolvían en público e interactuaban. Eso no debe perderse, la tecnología abre muchas puertas, facilita otras, pero es complemento, nada más”.
El comentario de doña Nidia nos recuerda que ahora hay niños que ya no saben escribir la palabra “Qué” para sustituirlo, gracias a WhatsApp en “Q” o ya no escriben “¿Por qué?”, sino “Xq?”, sólo por mencionar dos ejemplos. Esto cuando escriben, porque ahora se ahorran palabras con los emoticones.
Cuando a las maestras las llamaban “niñas” y no “teachers”.
Doña Nidia, es de la generación donde sus alumnos le decian “La niña Nidia”. Además para graduarse de maestra, pasaban horas y horas leyendo e instruyéndose, cosa que ahora incluso cuesta ver en algunos maestros.
Recuerda cómo se formó: “Estudié en la Normal de Heredia, por vocación y amor a los niños, no por masa. La profesora nos explicaba como si nosotros fuéramos chiquitos y un trabajo se hacía pasando horas en la biblioteca, consumidos en libros, pero también con prácticas en aulas; ahí habían niños con su maestro bien vigilante”.
Aún mantiene contacto con muchas de las personas que siendo niños, fueron sus alumnos, guarda con cariño sus diarios de clase que atesoran cada lección dada. Está ausente de las aulas, pero su vocación la acompañará por siempre.
Periodista: Wendy Arias
2 comentarios
Orgullosa de mi “niña Nidia”, ya soy una mujer profesional y le agradezco cada día a ella que me enseñó la disciplina y el respeto.
Sus enseñanzas se mantienen vivas y se transmiten a nuestros hijos, sobrinos y generaciones futuras.
Muy orgullosa de ser su estudiante, sigo guardando mi respeto, mi admiración y sobre todo cariño por ella!
Gracias niña!!!
Un ejemplo de dedicación y amor por el aprendizaje. La niña Nidia me reforzo muchos valores y enseño que antes que nada debes ponerle amor, cuidado y empeño a todo lo que haces. Uno de sus tantos alumnos .