Hay computadora, pero no hay internet.  Y en otros lugares hay internet, pero no computadora.
Esta es la realidad de algunos estudiantes que han salido adelante con enormes costos en este 2020.

El COVID-19 y el rostro de la desigualdad.

Las clases virtuales a las que muchos maestros y estudiantes han debido adaptarse, son una realidad muy lejana para quienes no cuentan con las herramientas necesarias, y es ahí, donde la tarea ha sido posible con una dosis extra de creatividad y perseverancia, como es el caso de las Escuelas unidocentes de nuestro país (con una sola maestra o maestro y varios alumnos de distintas edades).
En lizethcastro.tv conversamos con Yenny Bonilla, directora y maestra en la Escuela Aguas Buenas de Platanares en Pérez Zeledón.
Un centro educativo con una comunidad estudiantil de nueve niños, que, si bien poseen una computadora facilitada por la Fundación Omar Dengo, no cuentan con internet en casa.

“Trabajamos con las uñas”

Ella nos explica, cómo, sin contar con los recursos, sus estudiantes han dicho sí a la educación: “Trabajamos con las uñas. Elaboramos las guías educativas bien detalladas, las imprimimos y las entregamos una vez al mes, el día en que también se entrega la comida que brinda el Ministerio de Educación Pública (MEP). Les envío mensajes, videos y atiendo dudas por WhatsApp o llamada. Si tienen saldo me escriben, si no yo les llamo. Voy a la escuela cada 15 días, los papás me llevan las guías, les anoto correcciones bien explicadas y ellos las llevan a sus niños. No podemos tener clases virtuales”.

Los padres de familia son pieza clave

Esta maestra de 53 años de edad con 22 de trayectoria y quien ha trabajado la mayoría del tiempo en Escuelas unidocentes, es firme al recalcar que los niños del centro educativo que representa, han sido perseverantes y lo han hecho muy bien.
Agrega que los papás han sido fundamentales en este proceso, incluso cuenta una mamá que no sabe leer ni escribir e igualmente ha sostenido la mano de su hijo para que concluya el atípico curso lectivo.
Doña Yenny continúa: “Me encanta ser maestra unidocente, son niños muy cercanos, juguetones y hablantines como todos, pero muy dulces y sobre todo muy buenos estudiantes. Muchas veces se subestima, pero yo tengo niños que han estado presentes en Olimpiadas de Matemáticas y otros programas del MEP. En este tiempo de pandemia, con una brecha de desigualdad bastante marcada, se han esforzado más y lo más gratificante, es revisar guías que muestran el resultado y gran trabajo”.
“Niña Yenny”, como le llaman sus estudiantes, forma parte de un grupo de Escuelas Unidocentes, en donde varios maestros se apoyan para sacar adelante su población estudiantil. La Escuela Aguas Buenas de Platanares en Pérez Zeledón, cuenta con cinco colaboradores: su directora y maestra, la niña de apoyo, la cocinera, el conserje y el guarda.
Todos, parte de un equipo de trabajo que ha redoblado esfuerzos para que sus niños puedan concluir el Curso Lectivo 2020 con éxito, en medio de una pandemia que ha mostrado que, no todos tienen acceso a la virtualidad.
A finales de julio anterior, el Ministerio de Educación Pública (MEP) detectó 324.616 estudiantes sin acceso a internet, es decir, más de una tercera parte del total de matriculados, que asciende a poco más de un millón de alumnos. Se identificó que un tercio de los afectados tiene dispositivos, pero no cuenta con el servicio de internet y el resto, carece de ambos: ni equipos ni internet.
Periodista: Wendy Arias
 

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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