Emilia Navas, Fiscala General de la República no sólo tiene sumo cuidado en las investigaciones que lidera;  también lo conserva al hablar;  la prudencia la hace medir sus palabras y prefiere pecar de decir menos que más.

Agradable, sencilla en su notable elegancia, escucha las preguntas como si fuera un examen aunque quisimos que fuera una conversación sobre temores y desafíos más que ahondar en los procesos que encabeza. 

Madre de dos hijos, en la conversación los mencionamos y aunque sus retoños ya tienen 27 y 24 años, los ojos de mamá le chispean cuando hablamos de qué opinan ellos del trabajo suyo.  “Ahora hay una labor más mediática pero ellos siempre han sabido que su mamá trabaja en investigaciones de corrupción, criminológicas y esto no es nuevo para ellos”, dice con una pequeña sonrisa y total seguridad. 

Muchos la conocimos hasta ahora porque le ha tocado ejecutar acciones en el caso del “cementazo” , que está escrito con fosforescente en las páginas de la lucha más reciente contra la corrupción y los tentáculos que penetraron en los tres poderes en los que está cimentada la estructura política de Costa Rica.  Pero Emilia Navas ya tenía rato de lidiar con temas espinosos porque tiene casi 3O años de pertenecer al poder judicial.  

Le comentamos que nos llamó la atención que el año pasado, de los últimos 9 postulantes al cargo que ella ocupa hoy, sólo habían dos mujeres, ella y otra abogada.  Con una sonrisa dijo “Talento femenino sobra en el Poder Judicial pero mis compañeras me hicieron saber que no ofrecerían su nombre para apoyarme a mí”.  Solidaridad femenina que a veces no practicamos.

De valores habló también porque coincidimos en que los títulos consiguen posiciones, refuerzan conocimientos pero no hacen a su dueño incorruptible. “Son los valores, por ejemplo en casa siempre vi a mis papás trabajar. Aprendí con ellos que hay que ser responsable en el trabajo, hacer equipo y buscar personas en ese equipo que compartan principios”,  comenta.

Hoy los medios de comunicación llaman al trabajo de Navas como “comprometido”, “la mujer de hierro”, “frescura en el Poder Judicial”.  Con ella, la cucharada diaria de la olla de la impunidad que estábamos comiéndonos los ticos, se quedó metida en la olla.  Doña Emilia -de madre española y papá tico- no ha titubeado en llevar a cabo minuciosas búsquedas de pruebas aunque tenga que buscar en escritorios de madera cara o corbatas muy encorbatadas. 

Estos 3 minutos resumen parte de la conversación.

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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