José tomó la decisión más difícil de su vida, el día que le apostó a creer en lo que sus ojos no veían y desafiar a la ciencia. Decidió no seguir con la quimioterapia.
Esa polémica decisión lo hizo abandonarse y dejarse ir en las manos del único que, según él, podía sanarlo: Dios. Por eso le pidió una gota de sangre, para que su leucemia tuviera un alto.
Esta es una entrevista posterior a la sanación de José, quien comparte con Lizeth Castro su testimonio. En esta entrevista también participa el Dr. Marcos Williams, testigo del proceso.
1 comentario
Dios en su gran y Amor y Misericordia el nos da salud, fortaleza, y paz yo lo vivi vñcon la muerte de mi única hermana hace 5años y ahora con la de mi madre que este 31 de diciembre cumple el año de fallecida pero si es muy duro.