Periodista: Wendy Arias

La memoria a corto plazo empezaba a fallar, el estado de ánimo no era el de aquella mujer enérgica y sonriente que siempre había caracterizado a doña Zelmira Ortiz de 65 años. Sus hijos pensaban que se trataba de algún tipo de depresión. Sin embargo, los médicos diagnosticaron alzhéimer, una enfermedad que no tiene cura, que va acabando con las neuronas, generando pérdida de memoria, de capacidades y desorientación temporal.

Esta historia cargada de amor y entrega, tiene como protagonista, no solo a la mujer que padeció este mal, sino también, a la persona que le acompañó y le ayudó durante los 15 años de padecimiento, ella es María Soledad Chávez, su hija.

 “Cuando nos dijeron que era Alzhéimer fue como pegar contra pared, es un golpe muy duro. Sentía que perdía a mi mamá, pero no fue así, gané un ángel, un pedacito de cielo que me enseñó que el lazo entre madre e hija va más allá de los recuerdos en común. No digo que sea fácil, pero con fe, Dios, información y compañía de especialistas y familias que atraviesan por lo mismo, el camino se hace menos difícil”.

María Soledad, supo combinar el convertirse en cuidadora principal de su madre, con su  trabajo y con la tarea de sacar adelante a su hija que en aquel entonces cumplía cuatro años. No niega que se pasa por un desgaste físico y emocional, pero asegura que con fortaleza y ayuda profesional se logra.

“Lo más difícil es saber que a pesar de todos los esfuerzos nuestro ser querido se va a pagando como una velita. Algunas personas, no logran asimilar la situación, por eso dejan al paciente solito. No los juzgo, yo sé que es difícil, pero la clave está en capacitarse, en entender que el el Alzhéimer es una enfermedad y no locura; y en tener claro  que la familia del enfermo, también necesita ser tratada. El abandono no es una opción, imagínese lo que es olvidar como llevarse la cuchara a la boca, como ir al baño o perderse en su propia casa, debe ser perturbador, por eso ellos nos necesitan. Olvidan muchas cosas y se vuelven como niños, pero siguen sintiendo y estando con nosotros”.

Los médicos habían dado cinco años de vida a doña Zelmira; no obstante, gracias al cuidado y apoyo de sus hijos, ella rompió el diagnostico y vivió por 15 años, luego de conocerse su padecimiento. María Soledad estuvo presente en cada etapa: vio como empezaba a repetir frases, olvidaba a sus familiares; cómo se sentía extraña en su propia casa porque solo recordaba en la que había vivido de pequeña,  también cuando pasaba por episodios de ansiedad e incluso como se quedó sin habla.

“Mi mamá no podía dar consejos o un abrazo, pero nunca dejó de ser mi madre. Posiblemente no sabía quien era yo, pero tenía claro que era alguien que la cuidaba, me lo decía con su miraba, sus ojitos siempre estuvieron cargados de expresión y cariño. Yo la abrazaba por las dos, la besaba por las dos y nunca deje de hablarle. Para mi estar con ella ha sido un lección de vida, comprendí el verdadero valor de las cosas. El paciente nos necesita, por eso soy firme en pensar que el alzhéimer es una enfermedad de amor y no de olvido, que puede unir o desunir una familia, por lo que todo el el núcleo familiar debe ser tratado y estar presente, aún cuando se recurre a un albergue como ayuda extra”.

Según el doctor Norbel Román, el Alzhéimer se presenta generalmente en personas mayores a los 60 años, sin embargo, puede darse en una edad más temprana. Si hay algún pariente que la haya padecido, hay la afectación por factor hereditario es aproximadamente de un 5%.. Algunos de los síntomas son la incapacidad para realizar más de una tarea a la vez, la pérdida de memoria, no poder tomar decisiones, delirios o extraviarse en lugares que solían ser conocidos. Afirma que un diagnostico temprano ayuda a que la enfermedad se desarrolle más lentamente.

Hace seis meses que doña Zelmira falleció, cumplía los 80 años, los últimos 15, padeciendo una enfermedad que se roba poco a poco los recuerdos, pero no los sentimientos, el amor y la esencia de cada ser humano. Mientras tanto, María Soledad, dice sentirse satisfecha por no haber dejado a sola a su madre y no le bastó con ser el sostén de su ser querido. Ella se capacitó en el tema y desde hace siete años trabaja en ASCADA, asociación dedicada a ayudar a las personas con Alzhéimer y a sus familias.  Si usted quiere información o ayuda puede contactarlos al teléfono 2273-4213 o al correo electrónico ascada.alzcr@gmail.com

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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