Periodista: Wendy Arias

La vida de Raquel se apagaba, pero una luz en su vientre seguía encendida.

En medio del dolor ante la pérdida de una hija, el milagro de la vida se hizo presente para reconfortar con amor y esperanza.

Dylan Guillén es el pequeño que nació el pasado ocho de febrero cumpliendo apenas 30 semanas de gestación, mientras su madre se encontraba con muerte neurológica debido a un tumor cerebral del que había sido operada un mes antes.

Los médicos del Hospital Max peralta de Cartago, centro médico que atendió el caso, le mantuvieron por tres semanas, hasta que su bebe se desarrollará un poco más. Hoy el pequeño cumple ocho días de estar en casa de sus abuelos, doña Yolanda Chacón y don Walter Chaverrí y junto a sus dos hermanitos mayores de seis y dos años y medio de edad.

“Fue muy difícil, sentía tristeza porque los médicos me estaban diciendo que mi hija moría, pero también me sentía feliz porque a pesar de esto, el corazón de mi nieto no había dejado de latir”, cuenta doña Yolanda.

Esta valiente mujer ha estado incansablemente al lado de Dylan. Lo visitó cada día durante más de un mes que estuvo internado. Ahora que lo tiene en su casa, asegura que casi ni duerme por estar pendiente del nuevo miembro de la familia.

“Esto es alegría, atenderlo, cuidarlo, tenerlo aquí con nosotros. Dylan es mi campeón y mi hija desde donde este nos guía y acompaña en este proceso”

“Yo le digo a la gente que nunca deje de tener a Dios en su corazón, porque mi nieto es un milagro, es una razón para reafirmar nuestra fe”.

El bebé lleva el nombre que eligió su madre antes de morir y sin duda se ha ganado el corazón de todo aquel que le conoce.

“ Estoy muy agradecida con todo el personal del hospital porque me lo quieren mucho y también con mis vecinos y familiares que se han acercado con un mensaje de apoyo y ayuda ”.

Al nacer, el bebé pesó 1355 gramos y midió 39 centímetros, actualmente ha crecido cuatro centímetros y ya alcanza los 2100 gramos. Su desarrollo continua bajo control médico diariamente, ya que debe ganar 400 gramos más para recibir su primer vacuna.

Estos abuelitos de  Paraíso de Cartago, aseguran que la unión y el amor son la clave para mantenerse en pie.  No dejan de agradecer al pequeño Dylan, quien se aferró a la vida y llegó para dar esperanza y fortaleza en un momento de dolor.

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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