Periodista: Wendy Arias

Cada vez que usted hace una pequeña parada en el peaje de Alajuela, posiblemente entrega su dinero al cobrador, acelera y se va a su destino, sin saber quien es aquella persona que día con día ve pasar a cientos de conductores, cuenta las monedas, entrega el recibo y le da un buenos días o buenas tardes, saludo algunas veces respondido y otras ignorado.

Hoy le vamos a presentar a uno de estos trabajadores. Un hombre que tras aquella ventanilla, esconde un sin fin de sueños y anhelos, pero el doble de dedicación y esfuerzo por cumplirlos. Él es don José Luis Bonilla de 59 años de edad, dedicado a cobrar y supervisar este peaje desde hace seis años y además, es recién graduado como licenciado en administración de negocios. Fue este año cuando recibió el titulo que más que certificarlo como el profesional que es, lleva plasmado en cada letra, horas de estudio, persistencia y largas trasnochadas.

“Cuando estaba pequeño cogía café para asistir a las escuela, trabajé de día para ir al colegio nocturno y quería seguir estudiando, pero no se pudo, ¡menos  después de casado!. Si yo estudiaba, mis hijos no iban a poder hacerlo, porque gastaba en mi, lo que ellos necesitaban. Por supuesto mi esposa y mis hijos son prioridad, entonces me dediqué a verlos crecer y a que estudiaran”, nos cuenta con orgullo y un dejo de nostalgia.

Don José Luis, sacó adelante a sus cuatro hijos, trabajó varios años en las bananeras de la Zona Sur, luego en en cooperativas y desde hace seis años en el peaje de Alajuela. Sin embargo,  siempre estuvo latente su deseo de terminar una carrera universitaria.  Por esta razón, hace dos años empezó a llevar a cabo su meta. Asegura que su deseo había sido pospuesto pero jamás suspendido.

“Lo primero para mí era que mis hijos estudiaran y así fue. Pero yo tenía esa espinita de querer estudiar. Jovencillo lo que anhelaba fera ormarme en aviación, como se me negó la beca nunca pude. Luego quería administración, pero no se podía. Ahora que podía no me iba a limitar por la edad, ¿Por qué si no hay edad para darnos satisfacción? Aquí estoy ya graduado, no puedo explicar la satisfacción que sentí al tener mi titulo y al ver las expresiones de orgullo de mi esposa e hijos, ellos fueron mi motor de la mano de Dios”.

El trayecto no fue fácil, don José Luis sale de su trabajo a las 9:30 pm, esta en su casa a  las 10:pm, por lo que en tiempos de estudio llegaba, se bañaba y acostaba para dormir unas tres horas, se levantaba a estudiar y a las 4 de la mañana tomaba el bus para ir de nuevo al trabajo.

“Lo más difícil fueron las pruebas de grado, porque requerían mucho tiempo. No dormía mucho, menos cuando tenía que doblar turno, pero todo valió la pena. Yo le decía al profesor: profe si me ve cabeceando, me alza la voz y me dice: Bonilla!; yo rapidito le sigo el ritmo” , recuerda entre risas- “Yo lo que le digo a la gente es que no hay edad para estudiar o crecer. La vida siempre da oportunidades, lo que pasa es que a veces requieren un poco de sacrificio y hay que estar dispuesto a sobrellevarlo”.

La sed de crecimiento de este Licenciado en Administración no ha cesado. Ahora está estudiando contabilidad, tarea que sigue combinando con su trabajo y tiempo en familia.

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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